martes, 26 de octubre de 2010

Comentarios de los estudiantes a "Filosofía del lenguaje"

1) ¿Crees que los animales tienen lenguaje?

Si denominamos lenguaje a un mecanismo basado en signos cuyo efecto es la comunicación, bien podría decirse que los animales poseen cierta manera de comunicarse colectivamente y lograr determinados fines. No podemos afirmar de manera plena que no lo poseen, por un lado porque no lo sabemos totalmente, y por otro, porque como ya mencionaba, si tener un lenguaje es comunicarse, entonces sí tienen lenguaje. El reino animal cada día nos sorprende cuando lleva a cabo acciones que pareciesen sobrepasar el mero instinto, tal como el caso de algunos animales depredadores, de los cuales podemos observar que no sólo cazan de una determinada manera para atrapar una presa y comer, sino que da la impresión que utilizaran un tipo de inteligencia para ejecutar diversas estrategias y lograr su fin de aprehender a su víctima de tal modo como si existiese una planificación en base a las debilidades del otro. Sin embargo, si pensamos en esa capacidad argumentativa, reflexiva, propia del ser humano, nos cuesta bastante pensar que los animales la tengan. Julien Offray de la Mettrie, filósofo materialista del siglo XVIII en su Tratado del alma menciona al respecto:

Las letras, que han sido inventadas más tarde que las palabras, una vez reunidas, forman las palabras, de manera que nos es igual leer caracteres anteriores a unas y otras letras, palabras e ideas. Todo es pues tan arbitrario en el hombre como en el animal, pero es evidente que, cuando se observa la masa del cerebro del hombre, esta víscera puede contener multitud de ideas prodigiosas, y, por consiguiente, para expresar dichas ideas se requieren más signos que los animales. En eso precisamente consiste toda la superioridad del hombre.

A partir de esta cita podemos concluir también que los signos son arbitrarios, se dan por convención y los aprendemos primeramente por medio de la repetición desde pequeños, lo cual nos responde la siguiente interrogante: 2) ¿Crees que la relación entre el significante y el significado es intrínseca o convencional?, y evidentemente debe y es convencional. No hay otra manera para explicar la diversidad de formas para comunicarnos entre seres humanos, de otra manera, al ver un objeto y ver qué función lleva a cabo, debería venir a mi mente el nombre de eso, y no funciona así, si veo una impresora y sé cómo se usa, aún así el nombre no vendrá a mi mente. Cualesquiera otras formas que den o arrojen con anterioridad lo que podemos decir, no consiste en otra cosa más que una especia de juegos, y eso sería una explicación para 3) el efecto "kiki-bouba", en el cual ante ciertas formas o colores el cerebro responde de una manera especifica, y no porque exista una relación intrínseca sino es inducido a responder de una forma, como el caso de algunos ejercicios mentales, por ejemplo, este calculo que debe ser realizado mental y rápidamente, sin calculadora, ni papel, ni lápiz.
¿Cuánto suma? 15+6, 3+56, 89+2, 12+53, 75+26, 25+52, 63+32, 123+5, RÁPIDAMENTE piense en una herramienta y en un color, ¿ha escogido usted un martillo de color rojo tal como 98% de la población?

Por otro lado, en torno a la pregunta 4)¿Te inclinas más favorablemente por el 'primer' o el 'segundo' Wittgenstein?, diría que no es tanto como separar al uno del otro, puesto que es una misma persona, sino que su pensamiento evolucionó, y desde ese punto de vista pues me inclino por su pensamiento de la madurez, aquel que ya estaba consolidado y logró superar en cierto modo al anterior, ya que deja más espacio para otros ámbitos que no escapan al ámbito humano y que no se pueden representar meramente con signos proposicionales.

Isbelia Esther.

¿CREES QUE LA RELACIÓN ENTRE EL SIGNIFICANTE Y EL SIGNIFICADO ES INTRÍNSECA O CONVENCIONAL?
Considero que, respecto a los nombres de las cosas, la Teoría convencionalista es, obviamente, la más adecuada al momento de establecer una respuesta sobre el origen de los nombres en el lenguaje humano. ¿Cómo nacen los nombres? Evidentemente son convenciones del lenguaje que tienen como objetivo, a través del consenso colectivo, ponernos de acuerdo y así lograr una comunicación efectiva. Y qué significa “convencionalismo”?. Entendemos por convencionalismo, en el caso de los nombres, como una " pluralidad de personas que llegan a un acuerdo con respecto a un nombre”.
Esta postura la asumo en contraposición con la teoría naturalista en la cual se afirma que el nombre es un duplicado de la cosa nombrada, es una adherencia esencial de la cosa que se nombra. Esto quiere decir que cada cosa posee un nombre natural, entonces conocer el nombre es conocer la cosa en si misma según esta teoría. Estas dos posturas aparecen claramente esbozadas en la obra de Platón: Cratilo. Es un dialogo donde hermogenes es el personaje que defiende la postura convencionalista de los nombres y Crátilo defiende la postura naturalista. Este último sostiene que los nombres “son exactos por naturaleza y el primero sostiene que la exactitud de los nombres no es otra cosa que un pacto o consenso entre los hombres para comunicarnos con un lenguaje determinado.
Si el lenguaje es convencional quiere decir que trata de imitar la cosa que se nombra lo más posible para lograr un exactitud a la hora de nombrar algo y poder comunicarme con los demás. Esta es la función esencial del lenguaje, sintonizar con el otro por medio de signos y símbolos, entre ellos, el más usado, la palabra y en este caso, los nombres de las cosas.
En el dialogo antes mencionado de platón, Sócrates, que también interviene como personaje, le pregunta a Crátilo:
SÓC. - Veamos, pues, Crátilo, si llegamos a algún tipo de acuerdo. ¿No dirías tú que el nombre es una cosa y otra distinta aquello de que es nombre?
CRÁT. - Sí.
SÓC. - ¿Luego convienes conmigo en que el nombre es una imitación de la cosa?
CRÁT. - Más que nada.
SÓC.- ¿Entonces también admites que las pinturas son, de una forma distinta, imitaciones de ciertos objetos?
CRÁT. - Sí.
Entonces el lenguaje, escrito, oral, gestual es la mejor manera de colocar el dial en el sitio correcto para sintonizar con el otro y conmigo mismo. Función básica del lenguaje.
También es una imitación que se acerca por convención a la esencia de las cosas. No se trata de un simple accesorio que se le pone a las cosas para nombrarlas o comunicarnos mejor, se trata más bien de un consenso que, si bien no duplica la esencia de las cosas de lo contrario afirmaría la postura naturalista de los nombres y sería un contradicción, es una imitación de lo que las cosas son, vital para la comunicación entre los seres humanos.
DIXSO MONTES.

¿Crees que los animales tienen lenguaje?

Considero que los animales tienen un sistema de comunicación instintivo más no propiamente un lenguaje, entiendo lenguaje como un instrumento del pensamiento o el vehículo a través del cual el hombre expresa todas sus ideas complejas habiendo hecho una previa deliberación y estando en la plena capacidad de articular a través de las palabras lo que éste quiere expresar de manera intencional y no mecánicamente. Aunque hay que destacar que el hombre aunque salga del mero campo instintivo, comparte con los animales las necesidades básicas que estos tienen, como la alimentación, instinto de supervivencia, procrear, etc.

En el caso de los animales, por ejemplo el perro cuando tiene hambre puede ladrar pero no lo hace teniendo conciencia crítica de que necesita comer para no morirse, sino que a través del ladrido instintivamente por su naturaleza de perro y de manera inequívoca el expresa la necesidad biológica que necesita satisfacer sin más. Más cuando se habla del lenguaje este es un hecho que sólo puede decirse se da en los seres humanos, aún antes de nacer estamos influenciados por el lenguaje, nuestros padres nos colocan un nombre y ya no somos solamente un feto sino que a través del nombre nos dan una identidad, nos estimulan y nos hacen parte de un mundo.

Asimismo, el lenguaje es la forma en la que el ser humano se dispone para fijar y objetivar el conocimiento de sí mismo y del mundo, mundo que a través del lenguaje puede transformar ya sea para bien o para mal. Los animales no pueden transformar a través de su sistema de comunicación el mundo, aunque en ellos haya un sistema intercambiante de signos por medio de los cuales se comunican, estos signos no son arbitrarios sino que ellos responden a un esquema biológico ya prefijado en su reino animal.

Diana Salas.

¿Crees que los animales tienen lenguaje?
Considerando que el lenguaje es una capacidad o facultad enormemente desarrollada por los humanos, lo cual ha generado un sistema de comunicación más complejo y especializado que el de las otras especies. Brindando la capacidad para abstraer, conceptualizar, y comunicar. Utilizando sistemas gramaticales independientes Oral-gestual, así como también el poder referirse a las dimensiones del tiempo, pasado y futuro. Demostrando que los humanos poseemos una intención en el acto de comunicarnos, como lo es el hecho de transmitir información a las generaciones de relevo.
Sin embargo, algunas de estas capacidades, en referencia a la habilidad de transmisión de la información entre generaciones, se ha podido observar en los chimpancés, demostrando que no son exclusivas del ser humano. Lo cual causa este tipo de interrogantes. A su vez cuando observamos comportamientos tales como: los cantos de las ballenas, el complejo armado de un nido de hornero, con un mismo patrón, el cual se repite sin variantes generación tras generación, o al contemplar la danza ritual de las abejas alrededor de una flor, podemos llegar a pensar que los animales, así como las personas, poseen un lenguaje.
Stephen Pinker –lingüista y neuropsicólogo, Afirma que el lenguaje es propiedad exclusiva de la especie humana. Esto se debe a que forma parte de nuestra dotación genética, y que no lo compartimos ni siquiera con nuestros parientes más cercanos, los chimpancés.

El distingue entre tres tipos de diseño en los sistemas de comunicación animal:
Un repertorio finito de llamadas (por ejemplo, un aullido para advertir a la manada de posibles presas, otro para reclamar el propio territorio, etc.).
Un signo continuo análogo que registra la magnitud de algún estado (cuanto más viva es la danza de la abeja, más rica es la fuente de polen).
Una serie de variaciones al azar sobre un mismo tema (el canto de las aves).

Esto podría brindar cierta noción sobre el sistema de comunicación usado por los animales sin embargo el hecho que estos no tengan un lenguaje propiamente dicho, o tan complejo como el del humano, no les impide comunicarse. De hecho, somos nosotros, los seres humanos, quienes a veces tenemos problemas de comunicación, no a pesar de nuestro lenguaje, sino inclusive gracias al mismo: ¿qué otra cosa son las ambigüedades, las mentiras, los equívocos o los malos entendidos?

Rosario Espina

Comentarios Filosofía del Lenguaje
1) ¿Crees que los animales tienen lenguaje?

Luego del análisis realizado en la clase, considero que los animales no poseen lenguaje desde el punto de vista del ser humano. Mucho se ha discutido a lo largo de la historia de la Humanidad en materia de lenguaje, su definición y características. En forma muy resumida se puede conceptualizar el lenguaje como un medio de comunicación establecido por los seres humanos cuyas características más resaltantes son:
1.- La arbitrariedad del signo, es decir, que un signo puede tener varios significados. Por ejemplo: “Vela” puede ser parte de un barco, o aquello que utilizaos para alumbrar, o el verbo velar, de velatorio, etc.
2.- Intención, que puede considerarse como la voluntad de construir y mezclar tiempos para la expresión de alguna situación hipotética.
3.- Sintaxis, es decir, la gramática, de gran riqueza en los leguajes de los seres humanos pero que no existe en los animales.

Ninguna de estas características aparece en los sistemas de comunicación de los animales por lo tanto, desde nuestra perspectiva, no existe un lenguaje entre ellos.


2) ¿Crees que la relación entre el significante y el significado es intrínseca o convencional?

En función de las características antes mencionadas, desde mi punto de vista, la relación entre significado y significante es convencional en la mayoría de los casos; a pesar de que pueden existir excepciones como en el efecto “kiki-bouba, en el cual aparentemente hay una relación intrínseca, de tipo fonético entre la pronunciación de ambas palabras y la imágenes con las cuales se les representan. Sin embargo, se pudiese realizar un experimento con diferentes imágenes con ángulos agudos para relacionarlas con “kiki” y de igual manera figuras con ondas para “bouba”, con lo cual habríamos establecer algún tipo de convencionalismo para relacionar el significado y el significante de figuras con puntas agudas para “kiki”, y de figuras con ondas para “bouba”.



4) ¿Te inclinas más favorablemente por el 'primer' o el 'segundo' Wittgenstein?

Considero que el ser humano como tal es el mismo, por lo tanto yo no diferenciaría entre un primer y segundo Wittgenstein; simplemente fue un gran filósofo que en su juventud tenía un pensamiento diferente al de su etapa adulta, y ¿quién no? Se tendría que hablar de muchos otros filósofos o científicos que cambian a lo largo de su vida su perspectiva filosófica o de pensamiento, pero que quizás no fueron tan famosos como Wittgenstein. Tal vez en su primera etapa, cuando estudiaba ingeniería, se inclinó mucho más hacia un tipo de lenguaje proposicional o “lenguaje fotografía” para la representación del mundo, como mapas para representar la realidad tal como es, donde sólo hay cabida para lo verdadero o lo falso ¡!! Con esto descarta las proposiciones de la Ética, la Estética y la Metafísica. Según esto no vale la pena filosofar sobre ellas, no se justifica ni tiene sentido.
Según este planteamiento, si se logra traducir un texto en lenguaje lógico formal, entonces tiene sentido. Pero esto deja por fuera muchas áreas de la filosofía. Consideraba que no se deben plantear problemas de lo cual no podemos hablar, y que el lenguaje sólo puede presentar formas de proposiciones verdaderas o falsas para representar la realidad. Por lo tanto “¡de lo que no podemos hablar entonces es mejor no hablar!”
Para Wittgenstein, en sus inicios, la mayoría de los filósofos se planteaban problemas “sin sentido” y pensaba que había resuelto todos los problemas de la Filosofía. Los problemas planteados son simplemente un mal uso del lenguaje. Este fue el legado de Wittgenstein al Círculo de Viena en su famoso “Tractatus”.
Pero luego, varios años más tarde Wittgenstein escribe de manera diferente. Considero que ha reflexionado y madurado sus conceptos sobre el lenguaje y escribe acerca de lo que se conoce como “Juegos del lenguaje”, donde el sentido del lenguaje se construye, y viene dado por el uso de la frase según un contexto determinado. Esto marca una gran diferencia ante su pensamiento en el Tractatus, pero refleja una mayor profundización en lo que respecta a la Filosofía del Lenguaje. Comprende que no existe una verdad para todo el mundo, universal y generalizada, y que no es posible representar exactamente esa realidad, al menos no como una fotografía.
Particularmente me identifico con esta última postura de Wittgenstein, en materia de filosofía del lenguaje, sin con esto pensar en caer en relativismos exagerados, ni “satanizar” la palabra “relativo”. La palabra “relativismo” es rechazada en el entorno filosófico, por lo tanto podemos hablar en su lugar de “perspectivismo” para comprender las diversas perspectivas, o puntos de vista, que se pueden tener de un mismo fenómeno en estudio.

Miriam Rojas

¿Crees que los animales tienen lenguaje?
Podemos decir que los animales si se comunican, ellos nacen con sus instintos que desarrollan según su especie, pero no podemos afirmar, que poseen un lenguaje en la dimensión humana. Hay quienes afirman lo contrario, pero no caen en cuenta que la explicación que dan para hablar del lenguaje animal lo hacen con una explicación llenas de categorías producto del razonamiento humano, pero no entendiendo de manera articulada es el lenguaje. El lenguaje hace referencia a la actividad humana guiada por un sistema complejo de signos combinados entre si para formar frases, preposiciones, oraciones o palabras a través de ciertas reglas que permiten explicar su entorno, sus sentimientos, conocimientos y experiencias personales o colectivas. Este lenguaje humano al ser un sistema de signos que tienen características lingüísticas y no lingüísticas, es el instrumento que nos sirve para comunicarnos. Por eso es la actividad verbal especifica de los individuos cuando hablan y escriben, cuando piensan; el lenguaje es la expresión de una idea, de un pensamiento que tienen sentido. Los filósofos del lenguaje estudiando como objeto de este saber el significado, llamado también como teorías del significado.
El hombre es el único animal que habla, el lenguaje es concreción del principio de “separación” entre el hombre y los animales irracionales, esto a traído una duda en el pensamiento, como lo es si el lenguaje fue el que hizo al hombre, o el hombre hizo el lenguaje. Pero, en todo caso hoy se comprende la definición que Aristóteles dio al hombre como “animal de logros”, y que durante mucho tiempo se a traducido como animal racional, como animal de lenguaje, hablar de lenguaje es presuponer la racionalidad del hombre. Como ya indicamos al comienzo, los otros animales se comunican entre si por movimientos, sonidos. Pero estas formas de comunicación tienen poco que ver con lo que es el lenguaje humano, y aunque se crean que existen semejanzas son al fin y al cabo grandes desemejanzas. Cuando un animal emite sus expresiones visuales, sonoras, no muestran una intensión consciente de influir sobre su especie, y emiten las mismas señales incluso en su estado no natural, siempre que reciben ciertos estímulos provocados.
Los “lenguajes animales” son señales innatas, unidas a los estados de animo del animal. En cambio, el hombre posee un conjunto de “símbolos” que deben ser aprendidos y no son innatos y no están necesariamente ligados al estado de animo del hombre, ni se producen necesariamente al recibir ciertos estímulos, además el hombre piensa cuando habla consigo mismo; pensar es hablar interiormente. El lenguaje humano posee aspectos básicos: el semántico-significado; el sintáctico-reglas gramaticales necesarias para construir una lengua, la pragmática-es la relación con las acciones de los hablantes.
John González. C.I.: 6.831.208.

1) ¿Crees que los animales tienen lenguaje?
Considero que los animales poseen un sistema de comunicación a través de sonidos y formas corporales, como por ejemplo: cuando un perro mueve la cola es signo de alegría y podemos también observar instintos maternales muy interesantes. Pero el lenguaje es producto de la racionalidad de nosotros como seres humanos que logramos pensar articular y elaborar un lenguaje verdaderamente articulado que podemos emitir através de varias vías de comunicación tales como: mediante la comunicación verbal donde existe un emisor y un receptor y están presentes también las reglas del buen hablante y del buen oyente que fueron estas reglas sistematizadas por nuestra racionalidad humana. También emitimos lenguaje a través de la comunicación escrita, de señas, corporal, símbolos etc.

Podemos afirmar entonces que nosotros los seres humanos tenemos la capacidad racional de producir un lenguaje con reglas establecidas de carácter lógico, sistemático y simbólico que hasta los momentos los animales no han sido de capaces hacerlo y los resultados científicos así lo demuestran.

La capacidad creadora del lenguaje humano es otra de los principales aspectos que nos diferencia del lenguaje animal, además el sistema de comunicación animal es universal mientras que nuestro lenguaje humano como es creador puede variar de acuerdo al contexto el significado de las palabras y podemos también crear palabras nuevas.

Además, la forma de las lenguas humanas evoluciona con el tiempo. Por el contrario en el mundo animal por ejemplo: El grito del chimpancé para amenazar a algún competidor es siempre igual, porque lo determinan sus genes. Dentro de cien generaciones seguirá siendo el mismo. Entonces podemos afirmar científicamente que nosotros como seres humanos tenemos capacidades de evolucionar nuestro lenguaje con el pasar del tiempo y adaptarlo a las necesidades de cada época.

Podemos también con nuestro lenguaje humano transformar la realidad através de la mentira o mundo irreal, ya que si no fuésemos capaces de mentir, nunca podría existir la literatura, ni el cine, ni los chistes, ni las infidelidades de pareja, ni nada que exigiese un guión inventado.
Rony Prieto

TEMA 3: FILOSOFÍA DEL LENGUAJE

El interés por la filosofía del lenguaje es de reciente data. Este interés viene a coincidir, prácticamente, con el llamado “giro lingüístico”. No es fácil definir con precisión lo que en sí es el giro lingüístico. Para los efectos de una comprensión inmediata del significado del giro lingüístico, es preciso tener en cuenta la inquietud de algunos estudiosos de los siglos XIX y XX. Esta inquietud podría ser formulada así: “¿Estamos planteando correctamente las preguntas?” El punto de partida de esta pregunta está en la presunción de un uso erróneo del lenguaje y el uso inadecuado de las palabras. Este planteamiento venía a ser novedoso, porque a la luz de la sospecha por el uso correcto o no del lenguaje, se abría la posibilidad de poner en evidencia cómo muchos de los problemas de la filosofía posiblemente carecieran de fundamento real, y sólo obedecieran a usos inadecuados del lenguaje y de la formulación de cuestionamientos.

En similares términos a los anteriores se plantea el problema de la relación entre pensamiento y lenguaje: ¿Es posible pensar sin lenguaje? Aunque la tendencia más común es afirmar la imposibilidad de pensar sin un lenguaje previo, esta es una de las cuestiones abiertas en la filosofía y para la que no existe una respuesta que pueda calificar como definitiva.

1. ¿Qué es el lenguaje?

La definición del lenguaje no parece ser cosa fácil, si nos atenemos a su amplio sentido semántico. Sólo en la lengua castellana, la palabra lenguaje tiene siete acepciones. Sin embargo, de manera muy general, el lenguaje es un sistema de representaciones, en orden a la comunicación, y que es aceptado por un colectivo. Dentro del lenguaje es esencial la arbitrariedad del signo (no existe relación intrínseca entre el significante y el significado), la intensión y la sintaxis, la semántica y la pragmática.

2. ¿Cuál es la relación entre significante y significado?

La relación entre significante y significado fue un asunto puesto en evidencia por Ferdinand de Saussure (1857 – 1913), reconocido como el padre de la lingüística moderna. Aunque el asunto es mucho más complejo y no admite explicaciones simplistas, para efectos de comprensión es preciso decir que el significado es el contenido semántico de un signo. El significante es un fonema que, al asociarse a un significado, forma un signo lingüístico. Esta relación se da a través de la monosemia, en el caso de que un significante se corresponda con un solo significado. Por ejemplo, la palabra “lápiz”. Puede darse a través de la polisemia, cuando un significante puede tener varios significados. Por ejemplo, “estrella”. Puede darse, finalmente, a través de la sinonimia, cuando existen diferentes significantes con un mismo significado. Por ejemplo, “listo”.

Este problema, aunque destacado por la lingüística moderna, fue planteado ya por Platón en el Crátilo. Crátilo sostiene que algunos sonidos expresan la esencia de las cosas que nombran. Hermógenes, por su parte, afirma lo contrario: los nombres no expresan la esencia, sino que son el producto de una convención. Sócrates, por su parte, parece distanciarse de ambas teorías, pues considera que el lenguaje no expresa la verdad de las cosas.

3. Origen del lenguaje

El origen del lenguaje es una de las cosas más discutidas, todavía en la actualidad, y para lo que se han dado teorías que intentan ofrecer una explicación. Varias son las hipótesis: La “hipótesis divina”, basada en el creacionismo, considera que el lenguaje es una facultad dada por Dios a los hombres para que tuvieran capacidad de nombrar las cosas. La “hipótesis evolucionista”, que afirma el lenguaje como una facultad aparecida en un momento del proceso evolutivo, habida cuenta la necesidad del hombre de comunicarse. En todo caso, lo que está claro es que la antropología ha puesto en evidencia que el lenguaje es una realidad que está estrechamente vinculado al aparato bocal y al cerebro.

4. L. Wittgenstein (1889 – 1951)

Es reconocido como uno de los máximos representantes de la filosofía del lenguaje. En la obra de este autor se encuentran dos períodos fácilmente distinguibles:

En el primer período, el del Tractatus logico-philosophicus, Wittgenstein afirmó que la lengua es una representación del mundo. La lengua es como un mapa que describe al mundo. El lenguaje, como proposiciones que reflejan el mundo, puede ser verdadero o falso. Una proposición es verdadera en la medida en que se corresponda con la realidad que intenta reflejar. La pretensión de Wittgenstein fue traducir los textos a los signos atómicos de la lógica formal. En ese sentido, la expresión “cambia la música” no es una proposición, porque no tiene sentido en sí misma al no reflejar una realidad del mundo. Este tipo de proposiciones debe ser rechazado.

En el segundo período, el de las Investigaciones filosóficas, constituye una crítica y revisión de su período anterior, en el que Wittgenstein afirma que el sentido de una proposición viene dado en el uso de la misma en su contexto. En otras palabras, se trata de la dimensión pragmática del lenguaje. Esta consideración dio origen a los juegos del lenguaje, destacando la importancia del lenguaje en su contexto. La verdad de una proposición no está en su correspondencia con la realidad sino en el uso que se le da de acuerdo a su contexto.





CUESTIONES COMPLEMENTARIAS

1. ¿Crees que los animales tienen lenguaje?

Esta es una cuestión disputada y abierta, que sigue siendo objeto de discusión entre los especialistas. Sin tener un amplio conocimiento del tema en cuestión y ateniéndome a la definición de lenguaje (conjunto de sonidos con los que el hombre manifiesta lo que piensa y siente), de entrada podría afirmar que los animales no tienen lenguaje. El lenguaje, para que sea tal, debe ser el producto de un proceso complejo, en el que intervienen el pensamiento, la toma de conciencia de la realidad, la aceptación de unos códigos con carácter convencional y el deseo de establecer una comunicación.

¿Es posible que los animales sean capaces de lograr una abstracción, en el marco de un proceso complejo? ¿Son los animales capaces de tener un pensamiento, como producto de la toma de conciencia de sí mismos y de su entorno? ¿Existe una convención en el mundo animal como para poder decir que han admitido unos códigos de comunicación? ¿Hay una intención manifiesta en los animales de establecer un proceso de comunicación (emisión/recepción) con sus iguales? Creo que estas y otras preguntas requieren una respuesta clara antes de admitir que entre los animales existe un lenguaje. Aunque todo dependerá del acuerdo existente a la hora de definir lo que es el lenguaje.

Resulta innegable por la evidencia, sin embargo, que los animales están dotados instintivamente para establecer procesos de emisión/recepción de información. La emisión/recepción de información es parte del proceso complejo de la comunicación, pero no conforman todavía la comunicación en sí. La comunicación es un proceso que exige la toma de conciencia de sí y del otro, así como la común toma de conciencia del contexto en el que se realiza la comunicación.

Creo, finalmente, que la tendencia a admitir la existencia de lenguaje y de comunicación en los animales forma parte de una tendencia más generalizada aún, a saber: pretender “humanizar” a los animales, sobre todo en el proceso de domesticación de los mismos. En este proceso es posible, incluso, asumir la domesticación como un proceso de “educación”, que no es otra cosa distinta de la intención de lograr que los animales (sobre todo los perros y los gatos) adopten comportamientos que les permitan la convivencia social con los humanos. Me llama mucho la atención, a este propósito, las llamadas “escuelas para perros”. Así, pues, creo que no existe un lenguaje entre los animales sino un conjunto de signos instintivos que les permiten actuar como emisor/receptor de informaciones en su entorno vital. Más que lenguaje en los animales, me parece que somos los humanos quienes hemos pretendido imponer un lenguaje a los animales.



2. ¿Te inclinas más favorablemente por el 'primer' o el 'segundo' Wittgenstein?

Creo que el pensamiento de L. Wittgenstein debe ser estudiado, por un lado, en un contexto particular, esto es, en su propio contexto y en la evolución de su pensamiento. L. Wittgenstein tiene el mérito de haber sido un autor capaz de diferenciar las etapas de la evolución de su propio pensamiento, lo cual denota en él dos actitudes intelectuales a tener en cuenta: la capacidad de autocrítica y el carácter dinámico de la reflexión, del pensamiento y de la comprensión de la realidad. En este sentido Wittgenstein es una evidencia clara de la dificultad de conferirle un carácter definitivo a la propia comprensión de la realidad.

Por otro lado, la obra de Wittgenstein debe ser estudiada en un contexto mucho más amplio, el contexto de la filosofía que, a través de la historia, ha intentado dar una respuesta a las dificultades que provienen del lenguaje como forma de expresión de la comprensión de la realidad. Este problema se inició en la antigüedad griega, como lo vimos en uno de los diálogos de Platón. La respuesta griega a esta cuestión fue insuficiente, y en la Edad Media nos encontramos con el problema de los universales y de las controversias entre los nominalistas y los realistas. El problema de los universales no puede ser trivializado como discusiones academicistas de la escolástica, sino como la pretensión de llegar a un acuerdo en lo que se refiere a la comprensión del lenguaje.

Dentro de este contexto general de la filosofía, me resulta mucho más digerible la postura del segundo Wittgenstein, aunque confieso que me es necesaria una profundización más exhaustiva del autor para llegar a hacer una opción. La afirmación “una proposición debe atenerse a su contexto” es válida, por un lado, si tomamos en cuenta el valor del texto en su contexto para lograr su adecuada interpretación. Pero el problema de esta afirmación reside en la dificultad de las proposiciones para transmitir una verdad, independientemente del contexto en el que se realiza.

En todo caso, confieso que la toma de contacto con los problemas de la filosofía del lenguaje me permite concluir en la necesidad de profundizar en ella, sobre todo en el contexto contemporáneo, donde asistimos a nuevas formas de lenguaje, nuevas formas de comunicación y nuevas formas de expresión del pensamiento. Más aún, cuando la tecnología y las telecomunicaciones nos han abierto a un mundo completamente nuevo, en lo que tiene que ver con lenguajes y signos que no existían hace diez años.

Hace poco, leyendo la última novela de Fernando Vallejo, “El don de la vida”, me conseguí con un texto que me confirma en la necesidad del mundo contemporáneo en la profundización de la filosofía del lenguaje. Esto si tomamos en cuenta que Fernando Vallejo, aparte de ser uno de los literatos más reconocidos quizá por la polémica que originan sus posturas, es uno de los gramáticos más reconocidos. Dice Fernando Vallejo: “Qué engañoso es el signo igual, las dos rayitas horizontales que inventó Recorde en el siglo XVI, cuando después de milenios de mentir con palabras el hombre se dio a mentir con ecuaciones. A ver. Dos naranjas más tres naranjas igual a cinco naranjas. Aquí hay una suma. Pero en fuerza igual a masa por aceleración lo que hay es la definición de un concepto arbitrario disfrazada de multiplicación. Así que el signo de las dos rayitas es ambiguo, mentiroso, pues en el primer caso significa una suma y en el segundo una definición: la de una cantidad innecesaria. Clavius, Newton, Leibniz, Euler, sepan que hay vacíos de vacíos, unos inmensos, otros pequeñitos, partida de payasos.”
Ángel Villasmil.

¿CREES QUE LA RELACIÓN ENTRE EL SIGNIFICANTE Y EL SIGNIFICADO ES INTRÍNSECA O CONVENCIONAL?

Es indudable que el lenguaje funciona mediante convencionalismos para así lograr el conjunto de códigos comunes que hacen posible la comunicación, es decir que un grupo de individuos que maneja el mismo idioma (código) han tenido que estar previamente de acuerdo (conocer el idioma) para el uso de éste con el fin de entenderse; pero es interesante el importante papel que juega la significación intrínseca en el lenguaje sin dejar por esto de estar dentro del marco de la convención. El uso tanto en la literatura como en lo cotidiano de onomatopeyas con fines descriptivos, que en definitiva enriquecen el lenguaje por apelar a la característica sonora de aquello a lo que está refiriendo.

En lo literario y particularmente en aquellos cuentos, poemas etc. dirigidos a los niños se recurre frecuentemente a lo onomatopéyico ya que estos están en pleno conocimiento y adaptación de los convencionalismos de su idioma, y por tanto recurren al momento de comunicarse a la característica físicas más resaltantes de lo referido y no a la palabra a la que se convino.

En el idioma inglés se encuentran valiosos ejemplos de significaciones intrínsecas llevadas al convencionalismo, como es el caso de la palabra "crash" que significa choque; que proviene de la onomatopeya referente al sonido de un impacto fuerte en donde se produzca el quiebre de objetos. De igual manera ocurre con palabras como: "boom", "knock", "break" "scratch" etc. Por ende la relación entre el significante y el significado es en su totalidad convencional siendo algunos casos intrínsecos sin quitarle por esto su convencionalidad.


Erika Silva

lunes, 25 de octubre de 2010

Comentario de los estudiantes a la "Filosofía de la ciencia"

TEMA 2: LA FILOSOFÍA DE LA CIENCIA

El objeto esencial de la filosofía de la ciencia es la determinación precisa del concepto de ciencia. De lo que se trata, en definitiva, es de establecer lo que se ha dado en llamar “criterios de demarcación”, con la finalidad de distinguir lo que es ciencia en sentido estricto de aquellos sistemas que no lo son y que se presentan con pretensiones científicas. Los criterios de demarcación tienen especial relevancia en el escenario contemporáneo, habida cuenta la variedad en la oferta de sistemas con pretensiones científicas, pero que en realidad carecen de bases suficientemente sólidas como para ser tenidos como ciencia en sentido estricto. Dentro de estas ofertas cabe mencionar, a título de ejemplo, la astrología y la parasicología, entre otras.

¿Qué es la ciencia? Quizá no sea posible, en el concierto de la filosofía de la ciencia, llegar a una definición universalmente satisfactoria sobre ciencia. El Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua define la ciencia como el “Conjunto de conocimientos obtenidos mediante la observación y el razonamiento, sistemáticamente estructurados y de los que se deducen principios y leyes generales.” En esta definición se contienen las notas esenciales del concepto de ciencia, que pueden ser enumerados de la siguiente manera:

a. Observación: es el primero de los pasos del método científico. Se trata de una observación directa de mundo y de la realidad, con la finalidad de registrar los datos que se extraen de él.
b. Sistematización: es el proceso que tiene como finalidad la relación y la correlación de los datos observados y registrados en el primer paso del método científico.
c. Formulación de hipótesis: es una afirmación, sobre la posibilidad o imposibilidad de un hecho, extraída de la sistematización de los datos registrados en la observación.
d. Verificación: es la comprobación de las afirmaciones formuladas en la hipótesis.
e. Predicción: es la consecuencia de la confirmación de la hipótesis y su formulación en leyes específicas.

Los sistemas que han pretendido establecer estos criterios de demarcación son los siguientes:

1. El Círculo de Viena

El Círculo de Viena fue fundado por Johan Craidoff y Moritz Schlick en la ciudad de Viena, en 1922 y fue disuelto en 1936. El nombre de este círculo fue “Círculo de Viena para la concepción científica del mundo”, lo cual es un indicativo de cuál fue el cometido de este círculo. Siete años después de su fundación, los miembros del Círculo de Viena publicaron el manifiesto conocido como La visión científica del mundo. Un hecho esencial tanto para la fundación como para el ulterior desarrollo del Círculo fue la publicación del Tractatus logico-philosophicus, de Ludwig Wittgenstein. Las conclusiones de Wittgenstein vinieron a ser una confirmación de la intuición inicial del Círculo, que buscaba la elaboración de un lenguaje común por parte de la filosofía, pero teniendo como referente esencial el lenguaje de la física, por ser la ciencia que más avances tenía en la época.

La filosofía del Círculo de viene estuvo fuertemente determinada por la visión de David Hume, John Locke y Ernst Mach, lo cual hizo posible la asunción del método inductivo y la refutación de todo aquello que no era empíricamente observable, principalmente la metafísica. Posteriormente la filosofía del Círculo de Viena es conocida como “positivismo lógico” o “empirismo lógico”. Los miembros del Círculo de Viena admitieron la posibilidad de dos tipos de proposiciones que nos permiten hablar del mundo: las proposiciones a priori,q que son el resultado de la evidencia de los sentidos, y las proposiciones analíticas, que tienen en sí mismas su significado. A partir de esta distinción, los representantes del Círculo de Viena admiten que sólo puede considerarse como ciencia aquella que pueda resultar verificable.

Una proposición es verificable, por un lado, cuando se puede comprobar su verdad y, por otro lado, cuando se puede comprobar el método por el cual se ha alcanzado. Esta consideración fue lo que llevó al Círculo de Viena a darle especial importancia al método inductivo y a asumir el razonamiento abductivo de la lógica aristotélica, donde la premisa mayor siempre es considerada como cierta, mientras que la premisa menor es sólo probable y la conclusión comparte este mismo grado de probabilidad. Un ejemplo: “Todos los cuadros del museo son grandes; estos cuadros son grandes; luego es proble que estos cuadros vengan del museo”.

Sin embargo, a pesar de la fuerza de la verificación como criterio de demarcación y del inductivismo como método científico, ambos se las tienen que ver con sendas críticas, una de las cuales puede ser formulada así: “¿Es verificable por los sentidos que la verificación es verificable?”

2. El falsacionismo: Karl Popper

A pesar de que la obra de Karl Popper (1902 – 1994), La lógica de la investigación científica, tuvo una fuerte influencia en el Círculo de Viena, el llamado “falsacionismo” constituye una de las más fuertes críticas al verificacionismo del Círculo de Viena. Más que verificar una teoría a través de los sentidos, Karl Popper propone el falsacionismo como la posibilidad de constatar el nivel de verdad de una proposición a través de un contraejemplo.

Para la teoría de Popper son fundamentales los cuantificadores. Existen, como tal, dos cuantificadores: el universal afirmativo (todos) y el universal negativo (ninguno). También existe el cuantificador particular (algunos) que puede servir para afirmar o para negar. La crítica de Popper se basa en el carácter universal de las proposiciones en que se basa la ciencia.

Algunas proposiciones con cuantificador particular son verificables a través de la observación, pero las proposiciones con cuantificador universal no pueden ser verificables, porque no se puede llegar a la comprobación de todos los elementos. Decir, por ejemplo, que todos los cuervos son negros, requeriría conocer todos y cada uno de los cuervos para llegar a verificar que éstos son negros; pero no es posible llegar a tales niveles de verificación. Hete aquí la gran limitación de la teoría de la verificación como criterio de demarcación científica y la necesidad de buscar contraejemplos que puedan servir para verificar o no el carácter de una proposición con cuantificables universales afirmativos. Lo mismo cabe decir para sostener el carácter predictivo de la ciencia. No se puede predecir un hecho porque siempre haya sido así durante algún tiempo determinado. No se puede decir, por ejemplo, que mañana habrá un día caluroso porque durante todos los días ha hecho calor.

De este modo, para Karl Popper el criterio de demarcación es el falsacionismo. Aquellas proposiciones que no puedan ser falseadas a través de un contraejemplo son las que determinan el carácter científico de una disciplina.

3. ¿Un conocimiento definitivo? Thomas Kuhn y Paul Feyerabend

Thomas Kuhn (1922 – 1996) partió de la afirmación de la inexistencia de conocimientos definitivos. Existen las teorías, no los conocimientos definitivos. En este sentido, Kuhn se distancia tanto del inductivismo del Círculo de Viena como del falsacionismo de Popper. Para Kuhn la ciencia no puede ser tenida como un conocimiento definitivo de la realidad, producto de la acumulación. La ciencia obedece a los cambios de paradigmas que, a su vez, entrar en el plano de lo imponderable e incomparable. En su obra La estructura de las revoluciones científicas, Kuhn destacó la importancia de los conceptos de “paradigma” y “cambios de paradigma”. El paradigma viene a ser las prácticas que definen a una ciencia determinada en un período de tiempo también determinado. Esto significa que no existe un paradigma científico definitivo, sino que el mismo está sometido a cambios que varían de acuerdo a los contextos.

Por su parte, Paul Feyerabend (1924 – 1974) es reconocido como el creador del anarquismo epistemológico. Su punto de partida es la afirmación del carácter dictatorial de la ciencia, considerando que dentro de su campo no existe la posibilidad del disenso. La ciencia, según Feyerabend, busca imponerse a través de los mecanismos publicitarios y de una sofisticada retórica con miras a lograr el convencimiento de un auditorio. El anarquismo epistemológico afirma la inconveniencia para la ciencia de regirse por reglas y métodos fijos. Las leyes universales que rigen la ciencia, lejos de serle beneficiosa, le es perniciosa. La ciencia tiene que estar atenta y abierta al contexto, y valerse de herramientas concretas, pero no deben ser asumidas como leyes de carácter universal.


CUESTIONES COMPLEMENTARIAS


1. ¿Cuál crees que es el mejor criterio de demarcación entre ciencia y pseudociencia?


Lógicamente que el “mejor” de los criterios de demarcación de la ciencia es aquel que cumpla cabalmente con su cometido. La época contemporánea exige –quizá como ninguna otra- criterios de demarcación que permitan establecer criterios claros y definidos entre lo que es la ciencia y lo que no lo es. Sin embargo, en nuestras discusiones en clase sólo hemos considerado los dos criterios de demarcación más aceptados dentro de la filosofía de la ciencia: el verificacionismo y el falsacionismo. Creo pertinente señalar aquí que tanto el uno como el otro presentan serias dificultades de tipo metodológico, que me llevan a pensar que la vía más expedita en este caso no es hacer una opción por el uno o por el otro, sino buscar una vía intermedia que permita tomar lo mejor de cada uno de los criterios de demarcación. No se trata, pues, de opciones exclusivas, sino de hacer un esfuerzo de síntesis que permita relacionar y correlacionar los mejores elementos tanto del verificacionismo como del falsacionismo.

Lo que se ha dado en llamar “relativismo” de T. Kuhn y P. Feyerabend creo que es un elemento a tomar en cuenta dentro de esta labor de relación. La epistemología busca el establecimiento del conocimiento como creencia verdadera justificada. Desde René Descartes hasta Bertrand Russell las hipótesis escépticas han jugado un papel determinante, sobre todo para desmontar las certezas absolutas y con un carácter irrevocable. Estas hipótesis escépticas presentan, como vimos, serias dificultades y su valor estriba dentro de un marco de tipo metodológico. Dicho de otro modo, las hipótesis escépticas nos permiten asumir metodológicamente que las certezas no pueden venir sino de aquellos juicios a priori que de suyo tienen un carácter universal y necesario. El relativismo en este caso podría tener un valor de tipo metodológico, porque quizá sea insostenible que la ciencia dependa de la historicidad y carácter coyuntural del paradigma, como afirma T. Kuhn, y que la ciencia deba prescindir de todo marco metodológico, como propuso P. Feyeraben. El relativismo, en definitiva, permite ser más cautos a la hora de formular juicios con un carácter absoluto.

En todo este contexto rescato la propuesta de K. Popper, conocida como racionalismo crítico, partiendo del carácter racional de la ciencia y de cómo nuestras creencias pueden ser sometidas a revisión constante.






2. ¿Estarías de acuerdo con la crítica que Popper hace al marxismo y al psicoanálisis?

Antes de entrar en la manifestación de mi opinión respecto de la postura de Popper sobre el marxismo y el psicoanálisis, me parece apropiado exponer lo que vengo considerando una de mis convicciones en materia de sistemas de pensamiento, por decirlo de alguna manera. En diversos escenarios siempre he defendido el carácter dinámico del conocimiento. Dentro de su dinamismo interno, el conocimiento tiene un carácter progresivo y acumulativo, que nos permite, entre otras cosas, llegar a conocimientos cada vez más acabados sobre el mundo y la realidad. Creo que la ingeniería genética, por citar un solo caso, es una prueba de ello. Hace treinta años los estudios de la genética no se encontraban en el nivel de avance que en el momento presente. No es extraño, de acuerdo a esta lógica, que en unos cincuenta años los descubrimientos de la genética sean mucho más avanzados que los de ahora. Lo mismo cabe decir con todas las ciencias. En este procesos algunas hipótesis se confirmarán, otras se desecharán y otras muchas se reformularán. En todo caso, el carácter dinámico del conocimiento, del conocimiento científico y de la ciencia en general, me parece una realidad insoslayable.

¿Dónde reside el problema? El problema reside, a mi parecer, en la afirmación absoluta de ideologías y sistemas que en un momento dado sirvieron para explicar una parte del mundo y de la realidad, pero que ahora no son susceptibles de afirmaciones que prescindan de la crítica y del discernimiento en general. En este sentido, considero que tanto el marxismo como el psicoanálisis necesitan una profunda revisión que permita establecer y demarcar con precisión sus límites, sobre todo a la luz del contexto histórico y del estado actual de la evolución de la ciencia. La aplicación acrítica de un sistema en una época distinta a la que le dio su origen, puede traer como resultado un serio anacronismo. Aunque caricaturesco el ejemplo, sería como ver caminando a un hombre por el Paseo Ciencias luciendo una falda escocesa. Una ideología no puede ser aceptada correctamente si no se tiene en cuenta el contexto histórico que le dio origen. Más aún, es el contexto histórico de origen el que parece marcar la pauta en la determinación de la vigencia o no de una ideología.

Todo lo anterior, leído así sin más, me podría situar en la línea de T. Kuhn, con el carácter coyuntural del paradigma, y de T. Feyerabend, con la aniquilación de reglas metodológicas fijas en el marco de la ciencia. Sin embargo, mi afirmación del carácter histórico de las ideologías y de los sistemas no niega el carácter acumulativo del conocimiento y de la ciencia en general. Por el contrario, la afirmación de la dinamicidad del conocimiento y de la ciencia es lo que permite hablar con propiedad de los avances científicos. Precisamente por eso es por lo que existe el criterio de demarcación: porque necesitamos establecer con precisión lo que es ciencia y lo que no es ciencia; porque necesitamos discernir entre la ciencia propiamente dicha y lo que no es más que una pseudociencia.

Llegados a este punto, puedo afirmar que las críticas de Popper al marxismo y al psicoanálisis son perfectamente válidas, porque ambos sistemas, lejos de exponer sus leyes al criterio del falsacionismo que de alguna manera las pusiera en entredicho, más bien buscaban ejemplos confirmativos de dichas leyes. No es ciencia, pues, aquello que no sea capaz de sostener la crítica y la falsación de sus propias leyes. Creo que el aforismo de Popper tiene una vigencia difícilmente refutable: «La perspectiva errónea de la ciencia se descubre por su avidez de ser verdadera.»

3. ¿Cuáles son algunas de las pseudociencias más comunes que has encontrado, y por qué las considerarías pseudociencia?

Como expresé más arriba, creo que en el momento actual de nuestro contexto histórico exige más que nunca la claridad de los criterios de demarcación. También afirmé, al intentar responder a la primera pregunta, que quizá el inductivismo y el falsacionismo, sean insuficientes a la hora de actuar como criterios de demarcación. Quizá la búsqueda y establecimiento de nuevos criterios de demarcación sean un imperativo intelectual en la época contemporánea, no sólo el la pululación de sistemas con pretensiones científicas y el número cada vez más creciente de adeptos a estas nuevas propuestas, sino por la confusión que existe –aún en quienes no debería existir- entre lo que es ciencia y lo que no es ciencia. A continuación referiré un hecho anecdótico, pero muy diciente en lo que vengo exponiendo.

Hace pocos días, revisando el sitio Web de la famosa red de librerías “Tecniciencia”, me llevé una sorpresa mayúscula al constatar que la sección correspondiente a los libros de filosofía está ubicada dentro de la sección de las “ciencias sociales”. Pregunta: ¿qué criterios tuvo el clasificador para incluir la filosofía dentro de las ciencias sociales? ¿Es que hubo un cambio sobre el carácter especulativo de la filosofía y no nos dimos cuenta? En la misma página Web existe, por otro lado, una amplia gama de ofertas en los rubros de “astrología y ciencias ocultas”. ¿Qué tipo de ciencia puede ser considerada aquella que de suyo tiene un carácter “oculto”?

En continuidad con la cuestión formulada en el principio, me parece que la pseudociencia más generalizada es la astrología. Llama poderosamente la atención ver la cantidad de personas, incluso con formación profesional y capacitación intelectual, que creen a ciegas en las predicciones que pueden resultar del estudio de los astros. Esto es lo que ha hecho posible, entre otras cosas, que la “comunicabilidad” de esta pseudociencia cuente con tantos escenarios y órganos de publicidad, que van desde el horóscopo que aparece cada día en revistas y periódicos, hasta publicaciones cada vez más sofisticadas en ediciones impresas y en ediciones digitales. No es extraño encontrarse cualquier cantidad de libros y de publicaciones mayores sobre el horóscopo, la carta astral, el horóscopo chino y demás, con una amplia aceptación dentro de un público, igualmente, muy variado.

Creo que este auge de la astrología se sitúa en el marco de la aspiración del hombre por controlar cada vez más mayores esferas de la realidad. El hombre siempre se ha sentido inquieto ante el futuro, ante lo que va a suceder, ante cómo será lo que está por venir. Al no encontrar en la ciencia propiamente dicha las herramientas que le permitan obtener el dominio sobre lo que va a acontecer, el hombre no tiene problema de echar manos a los recursos que le proporciona la astrología, el horóscopo, la “lectura” del tabaco, de la borra del café y de los caracoles. Todavía en Venezuela es muy fácil encontrarse con personas que pueden ir a un curandero a que les “rece” una “culebrilla” o a un médico para que les ordene una resonancia magnética. Y lo que dije: esta tendencia no sólo es posible encontrarla en personas que no han tenido acceso a la formación profesional. También personas formadas académicamente pueden dar lugar a la “lectura” de su carta astral y cosas por el estilo. En todo este juego cobra especial importancia lo que llamo el “mecanismo de la coincidencia”. Si entre lo que dice el astrólogo, brujo, nigromante y adivino y la realidad de quienes los consultan se produce una “coincidencia”, eso es suficiente para validarlos.
Ángel Villasmil

¿Cuál crees que es el mejor criterio de demarcación entre ciencia y pseudociencia?
El criterio de demarcación propuesto por Karl Popper de falsabilidad de las proposiciones, considero que es el criterio más claro para poner límites entre las ciencias y las pseudociencias.
Este criterio de demarcación se diferencia también del positivismo lógico, llamado empirismo lógico, que es la clasificación de la realidad a través de la observación. Popper va más allá de la propuesta empirista que aplicaba su principio a ciertos enunciados científicos, es decir solo a las teorías propuestas. Para èl todo enunciado científico es una teoría, pero con su criterio busca delimitar el ámbito de las teorías de las ciencias empíricas de manera categórica, estableciendo diferencias de otras teorías pseudocientíficas. Es decir el mismo Popper busca establecer a través de su criterio de demarcación, un propósito de separar las teorías científicas de las que son pseudocientíficas. Ejemplo las señaladas en clase, el psicoanálisis, el marxismo vulgar. Lo que realmente sirve para demarcar es el “Criterio de falsabilidad” de las teorías que están en el ámbito de las teorías empíricas; en resumen separa las ciencias empíricas de las que no lo son. Popper no se quiere identificar como miembro del círculo de Viena. El indica con mucha importancia que las teorías metafísicas han sido y siguen siendo muy importantes para la ciencia, por ellos han creado problemas e investigaciones que han facilitado teorías científicas, permitiendo que se establezcan propuestas de investigación que dan como resultado conocimientos científicos. Existen otras teorías científicas que quedan fuera de lo que delimita el criterio, estas son las teorías de las ciencias normales (matemáticas, lógica).
Popper especifica la falsabilidad con la contrastación de una teoría. Toda teoría puede ser sometida a prueba; es decir una teoría es falsable si esta formulada de modo tal que puede existir alguien del mundo, que pueda dar, permitir, demostrar que la teoría es falsa.
Este criterio de Popper es contrario a los criterios de la pseudociencia que como el psicoanálisis permiten explicar cualquier hecho dentro de su campo de aplicación, sin poder refutarse jamás. Para Popper una teoría es científica si se puede aplicar el criterio de falsabilidad, sus síntesis está en relación lógica de incompatibilidad con al menos uno de los enunciados que detallan eventos o hechos observables, llamados por el enunciado básico.
Falsable quiere decir refutable, es decir que la teoría es una estructura de enunciados de la que se pueden en algún momento demostrar que es falsa, pero al mismo tiempo tiene la dimensión de la relación lógica de la incompatibilidad.
La pseudociencia no funcionan ante esta propuesta de Popper, los hechos que defienden no son nunca verificables por que solo funcionan en condiciones fuera de control si se hacen propuestas que no resultan, entonces se acuden a las disculpas que tampoco son verificables. Tampoco elaboran teorías y ante los criterios de falsaciòn que debido tanto por no poseer teorías fundadas.
John González
C.I.:6.831.208

1. ¿Cuál crees que es el mejor criterio de demarcación entre ciencia y pseudociencia?
La ciencia, considerándola como un proceso en el cual se produce conocimiento, es decir, un conjunto de ideas conceptos y proposiciones obtenidas y organizadas de forma sistematizada, utilizando algún método establecido por la comunidad científica, y que tiene altos niveles de socialización constituyen desde mi punto de vista buenos criterios de demarcación para establecer en primera instancia lo que es ciencia y aquello que no lo es, considerando que todo conocimiento obtenido bajo ciertas premisas puede llegar a ser conocimiento científico.
Los criterios de demarcación son establecidos por las comunidades científicas y no tienen que ser iguales para todos los grupos o áreas de investigación. Por ejemplo: no se puede trabajar con los mismos criterios científicos para estudiar el universo y el comportamiento de los cuerpos celestes que estudiar la biología molecular en los animales de la tierra; de igual forma no se pueden establecer criterios idénticos para el estudio de la paleontología o arqueología que para estudios de química orgánica; todas estas son ciencias que estudian los eventos, procesos, variables, eventos o fenómenos de naturaleza distinta y por lo tanto las comunidades de científicos deben establecer sus criterios científicos y diferenciar lo que es conocimiento científico y lo que no lo es dentro de sus investigaciones.
Intentar establecer criterios universales para todo el que hacer científico es un error que con frecuencia lleva a despreciar hallazgos importantes para el ser humano y que pudiesen ser utilizados para mejorar la calidad de vida de todos los seres que vivimos en este planeta.
El Prof. Evaristo Méndez (2003) establece tres definiciones para la ciencia: 1.- producto socio cultural; 2.- como actividad intelectual; y 3.- como praxis social e institucional. En el primer caso la ciencia es un producto el cual es el conocimiento “racional, sistemático, verificable y falible” tomando esta definición de Mario Bunge. Para el segundo caso, la ciencia como actividad intelectual, “constituye la aplicación de la razón para la explicación y/o comprensión sustentada y fundamentada, consistente y pertinente de la realidad. Recordemos que existen muchas teorías científicas que aún no han sido demostradas experimentalmente bien sea por la imposibilidad de estas pruebas o por carecer en la actualidad de la tecnología necesaria para su demostración; pero que presentan explicaciones consistentes con la realidad.
En el tercer caso el profesor Méndez establece la ciencia como praxis social considerándola como aquella ciencia que realizan ciertas personas o científicos de manera personal o institucional, organizándose para producir este tipo de conocimiento, para intervenir en los procesos de cambio social, con programas sociales, trabajo comunitario, entre otros.
Para este caso en particular podemos establecer lo que algunos autores destacan como las ciencias sociales, a pesar de que para otros no existe tal ciencia.
Para el Dr. Luis Damiani (2005) las ciencias sociales “son un fenómeno cultural relativamente reciente en la historia de la humanidad”, debido a los rígidos criterios de demarcación que estableció el positivismo lógico en su tiempo. Damiani establece que “el estudio de los comportamientos sociales debe realizarse con los mismos métodos de las ciencias naturales”, constituyéndolo como el modelo o paradigma para todas las ramas del conocimiento factico, incluyendo el conocimiento psicológico. Con estas afirmaciones se pueden considerar como ciencias algunas investigaciones en este ámbito que hace pocos años no debían ser consideradas como tal. Se dan los primeros pasos hacia nuevas concepciones de conocimiento científico y de los criterios de demarcación.
Miguel Martínez (2009) afirma que “una nueva sensibilidad y universalidad del discurso, una nueva racionalidad, está emergiendo y tiende a integrar dialécticamente las dimensiones empíricas, interpretativas y críticas de una orientación teorética que se dirige hacia la actividad práctica, una orientación que tiende a integrar el pensamiento calculante y el pensamiento reflexivo”. Esto presenta un desafío para las ciencias y en especial para los científicos; las comunidades deben repensar los métodos utilizados para “conocer” la realidad y presentar las explicaciones y predicciones correspondientes pero estableciendo nuevos paradigmas, nuevos criterios de demarcación que permitan el acceso a esa realidad, en su más intima esencia, lo cual constituye también todo un desafío epistemológico. Para Martínez un nuevo enfoque denominado sistémico emerge para considerar los aportes científicos en diversas áreas integrándolas en un contexto mucho más amplio y con mayor sentido, lo que él ha llamado un paradigma sistémico, cuyos criterios de demarcación están en proceso de definición y aplicación.


4. ¿Qué críticas harías al criterio de demarcación del positivismo lógico?
El positivismo lógico del Círculo de Viena estableció como principales presupuestos epistemológicos la denominada “teoría verificacionista del significado” basada en la distinción de los contextos del descubrimiento y de su justificación. La tesis central de sus discusiones era la demostración lógica de los descubrimientos, las leyes y categorías con ayuda del método inductivo. Este método se adopto como el método más apropiado de hacer ciencia y de crear conocimiento científico. Como presupuestos lógicos establece la lógica simbólica de los principios matemáticos, como la principal herramienta de análisis. Para el positivista lógico, hay dos formas de investigar que producen conocimiento: la investigación empírica que se realiza a través de las diversas disciplinas, y el análisis lógico de la ciencia, que se desarrolla a través de la filosofía. Esto determinó una filosofía de la ciencia para esta corriente epistemológica, subordinándola a ella.
Vale la pena resaltar algunos rasgos importantes que caracterizan a la concepción heredada de la ciencia y la tecnología:
1.- No toma en cuenta el contexto socio-cultural, político, económico, ambiental y ético para las investigaciones.
2.- No considera los nuevos enfoques transdisciplinares, sistémicos y de interacción dinámica de los fenómenos estudiados.
3.- Mantiene la excesiva especialización del conocimiento.
4.- Aplica la lógica y la matemática en forma exagerada, pretendiendo representar la realidad social a través de estas disciplinas.
5.- Evade el contenido axiológico que toda ciencia debe contemplar.
Por todo lo anteriormente expuesto, se hace necesario el estudio de nuevas formas de concebir el conocimiento bajo nuevas perspectivas como la del pensamiento complejo, en la búsqueda de una nueva concepción de las ciencias, con miras a la transformación social, cultural política y económica que tanto necesita el mundo contemporáneo.
En los actuales momentos, en los albores del siglo XXI, es importante reconsiderar qué es lo que realmente necesitamos entender por conocimiento científico pertinente y cómo debemos enfocar nuestras investigaciones. No se trata de la acumulación de conocimientos, ni de investigar por investigar; no podemos continuar desarrollando investigaciones y conocimiento que no nos lleva a nada sólo por alcanzar prestigio, premios, condecoraciones y publicaciones en prestigiosas revistas. Se debe plantear una nueva concepción de las ciencias orientada hacia un propósito loable, hacia el bienestar del ser humano y de su entorno, orientada hacia la búsqueda incansable se soluciones de los problemas que actualmente agobian a nuestras sociedades, como lo son: el hambre, la miseria, la segregación, el racismo, la contaminación ambiental, los desequilibrios ecológicos, la falta de agua, la escases de energía, entre muchos otros. Se debe desarrollar una actitud y aptitud para reconocer y analizar problemas, así como la búsqueda de sus soluciones.
Miriam Borjas.

Eduardo Lossada 18.428.419
2. ¿Estarías de acuerdo con la crítica que Popper hace al marxismo y al psicoanálisis?
Primeramente y antes de emitir una respuesta, Es necesario y razonable entender a partir del criterio de Popper en relación a la filosofía de las ciencias, que el falsacionismo o principio de falsabilidad es una corriente epistemológica que se enfoca en contrastar una teoría, lo que significa que intenta refutarla mediante un contraejemplo. Si no es posible refutarla, dicha teoría queda corroborada, pudiendo ser aceptada provisionalmente, pero nunca verificada.Esto nos lleva en el pensamiento de este autor a el problema de la inducción, el cual nace del hecho de que nunca podremos afirmar algo universal a partir de los datos particulares que nos ofrece la experiencia.

Tomando como base lo anterior, es preciso aclarar la aplicabilidad de este criterio de demarcación tanto en las ciencias naturales como en las ciencias sociales, puesto que en las naturales es aplicado con aceptación aun cuando algunos autores como Feyerabend; sin argumentación sostienen que no existe un único método en las ciencias. En segundo orden en las ciencias sociales que es a donde está dirigida la crítica de Popper sobre el Marxismo y el psicoanálisis como posturas de este plano, no parece existir compatibilidad con un criterio de razón tan rigido, puesto que tanto el marxismo como el psicoanálisis no pueden ser contrastados o refutados, de acuerdo a ello no se trata solo de fijar una posición, ya que los enfoques en cuanto a percepción e interpretación de conocimientos sobre todo en el psicoanálisis son distintos a los considerados en las ciencias naturales.

Ahora bien a partir de las ideas anteriores, debe aclararse ¿Cuál es el enfoque de corrientes como el marxismo y el psicoanálisis?, de forma resumida partimos entonces de que el psicoanálisis no es una ciencia empírica, de esto no se sigue que no sea racional o que no sea valioso. Popper mismo declara que el psicoanálisis: “Constituye una interesante metafísica psicológica (y no cabe duda de que hay alguna verdad en él, como sucede tan a menudo en las ideas metafísicas)”. K. Popper (1995a:140).

Pensemos que el psicoanálisis es metafísica. ¿Cómo juzga Popper a la metafísica en general? Recordemos que a diferencia del Positivismo Lógico, él juzga que las teorías metafísicas tienen significado y que pueden ser sujetas a discusión crítica, y por tanto racional, aunque sean irrefutables. Si el psicoanálisis es irrefutable, no debemos desesperar. Podemos aplicarle lo que Popper dice de los problemas filosóficos: “la solución de un problema filosófico nunca es definitiva. No puede basarse en una prueba final ni en una refutación final: esto es una consecuencia de la irrefutabilidad de las teorías filosóficas”.K.Popper, (1995a: 234).

En este mismo orden de ideas, es conveniente complementar lo hasta ahora descrito con el marxismo, según Popper el pecado más grande de Marx fue profetizar acerca del futuro de la sociedad capitalista, es decir, pensar que del estudio minucioso del presente, esto es la sociedad actual, se pueden extraer conclusiones del devenir o evolución de la sociedad, lo que se evidencia en palabras del mismo Popper: “Marx fue, a mi entender, un falso profeta, profetizó sobre el curso de la historia y sus profecías no resultaron ciertas”, en definitiva el carácter científico de la obra de Marx es complejo de observar ciertamente imposible; cuando se enfoca desde el criterio de demarcación Popperiano y no parece compatible con esta corriente histórica, sin embargo la critica está más fundamentada que en relación al psicoanálisis.
Finalmente en este breve apartado, por su misma naturaleza el psicoanálisis y sus teorías no parecen compatibles con un criterio de demarcación como el de Popper, sin embargo no es comprensible una posición totalmente cerrada a la crítica. Y en el marxismo sucede algo parecido que no permite una posible fundamentación del conocimiento científico en el plano social que de tal corriente pudiera desprenderse y que sigue transmitiendo una noción pseudocientífica tanto en el marxismo como en el psicoanálisis.

Es importante destacar que estoy de acuerdo con la crítica de Popper a ambos ya que se mantienen con una postura cerrada que dificulta el avance en el conocimiento científico a partir de sus respectivas áreas y al menos desde esta óptica, no permite la corroboración de las teorías y la supresión de posibles errores que dado a la variabilidad, impredictibilidad o aparición de nuevos fenómenos tanto en una ciencia como en otra mantiene alejado al ser humano de las certezas absolutas.
Eduardo Lossada

miércoles, 20 de octubre de 2010

Comentarios de los estudiantes a "La epistemología"

¿Cuál te parece el mejor criterio de verdad?


Reflexionar sobre la verdad es un problema filosófico de todos los tiempos, incluso con la separación de las ciencias naturales de la filosofía, se sigue buscando una respuesta a qué es la verdad? esta pregunta es el principio básico y fundamental de la epistemología como rama de la filosofía o del saber del hombre para dar respuesta a su entorno. Puede el hombre conocer su realidad? Interpretarla cuando intenta dar respuesta a esta pregunta y a otras mas surge siempre una nueva cual es la verdad de lo que deseo conocer. Para ello resuelve preguntarse "cuál es el mejor criterio de verdad". Y se responde diciendo que el mejor criterio es la correspondencia porque en ella se evidencia la verdad con la realidad. Esta es la propuesta clásica que aun hoy sigue vigente aunque se ha pretendido descalificar.
Un pensamiento no se puede asemejar a una realidad dirían los escéptico pero si podemos explicarlo interpretarlo siguiendo el criterio de correspondencia que también pide justificar esta relación. Este criterio permite que se corresponda el saber el pensamiento con la realidad que se conoce o se desea interpretar; la experiencia es fundamental en este razonar es lo9 que facilita evidenciar la verdad y la realidad. Es por eso que el hombre cree y debe corresponder a su convicción y a su realidad
Cognoscente. No olvidemos que este criterio también nos permite ajustarnos a una gran verdad "Que existen afirmaciones que son verdaderas pero no se creen porque no son conocidas por el mismo hombre. Por eso insistimos que el mejor criterio para expresar que un conocimiento es verdadero es aquel que se corresponde con la realidad; cuando esto sucede podemos justificar a través de la experiencia haciéndose verdadera para el mismo hombre. En esta fundamentación es esencial la comprensión lógica que permite que dicha correspondencia sea interpretada en el reflexionar reflexivo de los hombres permitiendo así producir categorías generales y universales comprobadas por todos en esa realidad.
Podemos fundamentar este criterio de la correspondencia uniendo las dos corrientes del pensamiento (racionalismo-apriorístico, empírico-a posteriores) permitiendo esta una especie de corriente ecléctica que nos permita conocer la realidad para afirmar la verdad. Existen conoceres propios en la mente del hombre como el pensar, el respirar y el andar, pero también existen otros que se producen a través de su experiencia producto de sus sentidos esa postura trae también grande dificultades, no importa se debe asumir un criterio de verdad que corresponda con loa realidad no desde su carácter puro si no desde su mundo cultural y global desde donde el hombre busca la verdad.

JOHN GONZALEZ C.I: 6831208


METODOLOGÍA DE LA ACTIVIDAD FILOSÓFICA

La finalidad del seminario “Metodología de la investigación filosófica”, es la presentación y discusión en síntesis de los grandes problemas de la filosofía. No se trata, por tanto, de una presentación y discusión exhaustivas de cada uno de los temas, sino mostrar cuáles han sido los grandes temas que han ocupado a la actividad filosófica a lo largo de los siglos. Una presentación de esta naturaleza puede hacerse de dos maneras: por un lado, desde la historia de la filosofía, mostrando así las grandes corrientes de pensamiento y sus principales representantes. Por otro lado, desde la discusión de los grandes temas de la filosofía y que, de una u otra manera, han sido tratados por los filósofos de todos los tiempos e incluidos en los sistemas filosóficos. En este seminario optamos por la segunda opción.

TEMA 1: EL CONOCIMIENTO

El conocimiento es un tema del que todos los filósofos se han ocupado. Quizá no sea posible encontrarse un sistema, una corriente de pensamiento filosófico que no se haya ocupado del conocimiento. Desde Platón hasta nuestros días, el debate en torno al conocimiento sigue estando en el tapete del quehacer filosófico.

Epistemología es una palabra que procede del griego “episteme”, que puede traducirse como conocimiento confiable. La palabras “gnosis”, aunque también se traduce como conocimiento, nos remite a una conocimiento mucho más general. De todos modos, los filósofos asumen “episteme” y “gnosis” como sinónimos, por lo cual es frecuente encontrarse con expresiones como “epistemología”, “teoría del conocimiento” y “gnoseología”. Todas estas expresiones apuntan a una misma dirección: discurso sobre el conocimiento. La episteme se distingue, finalmente, de “doxa”, como mera opinión.

En los planteamientos de la epistemología es conveniente, además, distinguir entre dos tipos de conocimiento: por un lado, el conocimiento procesal, cuya especificidad viene dada en la manifestación de aspectos prácticos sobre la realidad. Así, por ejemplo, la afirmación “Andrés sabe conducir el carro”. Esta afirmación, como tal, no revela ningún aspecto de la realidad en sí, sino de la capacidad que tiene Andrés de conducir el carro. Por otro lado y a diferencia del conocimiento procesal, está el conocimiento proposicional, expresado en proposiciones sobre el mundo y la realidad. Así, en la proposición “el agua es un compuesto químico”, estamos en presencia de un conocimiento proposicional, que es el que realmente interesa a la epistemología.


1. ¿Qué es el conocimiento?

En el diálogo de Platón “Teeteto”, posterior a “La República” y al “mito de la caverna”, se define el conocimiento como “creencia verdadera a la que se añade una explicación”. (Platón, Teeteto, 201 d.) O, como suele decirse comúnmente, el conocimiento es una creencia verdadera justificada. En esta definición, pues, nos encontramos con tres notas esenciales:

a. El conocimiento es una creencia: ninguna proposición puede ser afirmada si antes no es creída. Sería absurdo decir “la tierra es redonda” si quien lo afirma no cree en la redondez de la tierra.

b. El conocimiento es una creencia verdadera: no se trata de cualquier creencia. Para que una proposición sea estimada como conocimiento, es preciso que ésta sea verdadera. Pero en este caso nos topamos con el problema de la verdad. A lo largo de la historia, los filósofos han sentido el imperativo de establecer algunos criterios de verdad, entre los cuales se encuentran: la correspondencia (una proposición es verdadera si existe correspondencia entre la mente que afirma y la realidad de la que se afirma. “La tierra es redonda” contiene una correspondencia entre lo afirmado y la realidad de la tierra); la coherencia (una proposición es verdadera si no entra en contradicción con otras proposiciones. La tierra es redonda es una afirmación que no entra en contradicción con la afirmación “la tierra es un planeta”); el consenso (una proposición es verdadera cuando es afirmada por todos. “La tierra es redonda” es una afirmación asentida por todos sin discusión); pragmática (una proposición es verdadera en la medida en que tiene una utilidad. “Dios existe” es una proposición útil, luego es verdadera). Cada uno de estos criterios de verdad son insuficientes en sí mismos, lo cual se pone en evidencia por las críticas a que cada uno puede ser sometido. Ninguno de estos criterios de verdad, pues, tiene un carácter absoluto.

c. El conocimiento es una creencia verdadera justificada: con ello se busca afirmar que una proposición no sólo debe ser creída ni verdadera, sino que también debe ser justificada a través de una argumentación racional. Es propiamente el “logos” de la episteme.








2. ¿Cuál es la fundamentación del conocimiento?

Se trata de la pregunta sobre los fundamentos del conocimiento. El fundamento del conocimiento es lo que en lógica y en matemática se llama “axioma”, una proposición que no necesita ser demostrada y que de suyo se convierte en punto de partida para demostrar otras proposiciones. El axioma es en sí mismo. Este fundamento se conoce como verdades priori, independientemente de la experiencia de los sentidos.

3. ¿Cuál es la mejor manera de aprehender el conocimiento?

En la epistemología tradicional, las dos corrientes que han intentado responder a esta pregunta son el empirismo y el racionalismo. Mientras que la primera afirma la necesidad de las verdades a posteriori (las que nacen de la experiencia de los sentidos) para aprehender el conocimiento, la segunda afirma que obtenemos mayor certeza a través de la razón y, por lo tanto, de las verdades a priori. Mientras que el empirismo afirma la validez de las proposiciones sintéticas (aquellas que requieren la constatación de los sentidos) el racionalismo afirma la certeza de las proposiciones analíticas (aquellas cuyo predicado se encuentra contenido en el sujeto). Un ejemplo de juicio sintético: “Los hombres negros son valientes”. La cualidad de “valiente” no está contenida en el sujeto “los hombres negros”. Son por lo tanto, juicios particulares que dependen de la experiencia. En cambio, los juicios analíticos tienen un carácter universal y necesario, como por ejemplo, “el círculo es redondo”.

Del empirismo y del racionalismo, además, resultan métodos específicos. Del empirismo se desprende el método inductivo, donde se desprenden conclusiones generales a partir de premisas particulares. Por el contrario, del racionalismo se desprende el método deductivo, donde la conclusión está implícita en las premisas.

4. ¿Cuánto podemos conocer? El problema de la certeza del conocimiento

La certeza del conocimiento es uno de los problemas más debatidos en la epistemología. ¿Qué nivel de certeza tenemos sobre lo que conocemos? ¿Es posible llegar a las certezas absolutas y definitivas? ¿En qué medida podemos dudar de nuestras certezas?

De René Descartes hasta nuestros días, el tema de la certeza del conocimiento ha estado vinculado a las llamadas hipótesis escépticas y, en otros casos, también conocidas como hipótesis nulas. Las hipótesis escépticas tienen la finalidad de frenar todas las certezas de lo que percibimos en la realidad.

Las hipótesis escépticas son las siguientes:

a. La hipótesis del “genio maligno”: es la formulada por René Descartes (1596 – 1650) en sus Meditaciones metafísicas. Esta hipótesis es la radicalización de la duda metódica, y parte del supuesto de haber sido creados por un Dios que nos lleva a engañarnos sistemáticamente. Con esta hipótesis lo que se busca es dudar, incluso, de las proposiciones más evidentes, de las “ideas claras y distintas”. La duda de Descartes incluirá hasta las proposiciones más evidentes, y de lo único que no dudará es del sujeto pensante. Por eso fue por lo que formuló su célebre “pienso luego existo”.
b. La hipótesis del “cerebro en la cubeta”: fue propuesta inicialmente hecha por Jonathan Dancy (1946) y luego retomado y popularizado por Hilary Putnam (1926). Esta hipótesis parte de la posibilidad de que un científico exitoso haya extraído el cerebro, lo haya puesto en una cubeta llena de líquido, conectando sus neuronas mediante cables a una potente computadora. Esta hipótesis fue formulada por Dancy en su libro Introducción a la epistemología contemporánea. Esta hipótesis ha sido popularizada por algunas películas de ciencia ficción, como “The Matrix”.
c. La hipótesis de “la tierra de cinco minutos”: es la propuesta por Bertrand Russell (1872 – 1970) y en la que sugiere que no podemos tener la certeza de que la tierra no comenzó hace cinco minutos.

La finalidad de estas hipótesis, pues, es la de arrojar una sombra de duda frente a lo que puede ser la certeza de una proposición.

CUESTIONES COMPLEMENTARIAS

1. ¿Cómo tratarías de refutar a quien sostiene que el mundo es una ilusión propiciada por el genio maligno, o el cerebro en la cubeta?

Me resulta evidente el carácter irrefutable de la hipótesis escéptica del “genio maligno”, del “cerebro en la cubeta” y del “mundo en cinco minutos”. Las razones que me llevan a afirmar el carácter irrefutable de estas hipótesis son: en primer lugar, se trata de hipótesis. Lo propio de una hipótesis es la “suposición” de que una realidad es posible o imposible, con la finalidad de extraer de ella una conclusión. Si bien es verdad que “suponer” implica que se da por sentado la existencia de algo, también es cierto que en el mundo de las hipótesis aquello que se supone puede ser posible o imposible.

En segundo lugar, las hipótesis escépticas son un ejercicio de carácter mental al que, aplicado los cuatro criterios de verdad, podemos inferir que no tiene el carácter de verdad propio del conocimiento. En efecto, que existe un genio maligno que nos obliga a engañarnos sistemáticamente, no es una proposición de la que se puede decir que le es aplicable el criterio de la correspondencia, de la coherencia y del consenso. Posiblemente el único criterio de verdad que se le pueda aplicar es el pragmático, en tanto que pueden ser hipótesis útiles para dudar de la certeza absoluta de aquello que afirmamos como conocimiento.

Ahora bien, ¿son realmente útiles las hipótesis escépticas para llegar a dudar de las certezas de aquellas proposiciones que afirmamos como conocimiento? Desde mi punto de vista, sostengo que estas hipótesis, como ejercicios mentales, puede que tengan alguna utilidad en lo que a su cometido se refiere.

Sin embargo, creo que existe otro recurso para poder dudar razonablemente del nivel de certeza de aquello que consideramos como conocimiento. Me refiero específicamente a la posibilidad de la excepción. En efecto, vivimos en un mundo cada vez más plural y diverso, donde las reglas y las leyes se tambalean no precisamente por su cuestionamiento, sino por las excepciones que provienen de la realidad misma. Se ha dicho siempre, por ejemplo, que la osteoporosis es una enfermedad que en su mayoría afecta a las mujeres mayores de cincuenta años. ¿Qué pasa, entonces, cuando nos encontramos con el caso de un hombre de veinte años a quien le diagnosticaron este mal? Yo conocí un caso de estos ayer. No creo que en este caso sea apropiado decir que “la excepción confirma la regla”, habida cuenta de que no está dentro de la regla común que los hombres padezcan de osteoporosis a los veinte años.

El conocimiento es un fenómeno humano. Sólo el hombre es capaz de llegar a conocimiento como “creencia verdadera justificada”. Por ser una realidad humana, el conocimiento tiene un carácter dinámico, progresivo y acumulativo. Hoy creemos como verdad justificada cosas que hace veinte años no creíamos en torno al SIDA, por ejemplo. Hace veinte años creíamos que el SIDA se transmitía por el sudor o la saliva. Hoy apenas si habrá alguien escasamente informado que no sepa que el virus del SIDA se transmite por vía sexual o sanguínea. Hoy no sabemos cuál es el medicamento que previene el virus del SIDA o cuál es el medicamento para curarlo en los afectados actualmente. Esto no excluye que mañana o dentro de un año los científicos descubran una vacuna que evite el contagio del VIH y de los medicamentos que corten sus efectos en caso de haberlo contraído. Antes de que Alexander Fleming descubriera la penicilina, la gente que padecía sífilis moría irremediablemente. Hoy apenas si es posible encontrar a una persona que, en condiciones normales, pueda morir de sífilis.

Así, pues, tanto la posibilidad de las excepciones en un mundo cada vez más plural y el carácter dinámico y acumulativo del conocimiento, son motivaciones para ser más discretos a la hora de afirmar absolutamente la certeza de nuestros conocimientos.

2. ¿Te inclinas más hacia el racionalismo o el empirismo en tu concepción respecto a los medios del conocimiento?

Creo que el problema no reside en la consistencia o no del empirismo y del racionalismo como fuentes de origen del conocimiento. Creo que el problema estriba en haber opuesto y enfrentado estas dos posibilidades del origen del conocimiento. No es posible negar con cierta consistencia el carácter de la experiencia empírica y de los juicios sintéticos en el proceso del conocimiento. Tampoco es posible negar la posibilidad de los juicios a priori y de las proposiciones analíticas. El problema está, insisto, en contraponer estas dos posibilidades.

Más problemático aún resulta llegar a la absolutización del empirismo y del racionalismo en el problema del origen del conocimiento. Es evidente, sin embargo, que es mucho más fácil dudar de la información proveniente del mundo de los sentidos y de los juicios sintéticos, que de los juicios a priori. Pero también sería un error negar los límites de los juicios a priori en lo que respecta al conocimiento del mundo y de la realidad. ¿Es posible avanzar en el conocimiento si no atendemos a la observación, al peso, a la medida, por ejemplo? No creo que haya quien niegue el valor, aunque sea provisional, del conocimiento que resulta de la experiencia. ¿Pero es posible llegar al discernimiento de los juicios sintéticos sin el recurso de los juicios a priori? Tampoco esto lo considero posible. Dado el carácter provisional de la información que suministran los sentidos, siempre serán necesarios los criterios de discernimiento que permitan la abstracción entre lo que es verdadero y lo que es falso. El carácter universal y necesario de los juicios a priori es innegable desde la lógica y desde las matemáticas.

En mi opinión, pues, considero que tanto el empirismo como el racionalismo deben confluir en la tarea de llegar al origen del conocimiento. Siempre he leído –más escuchado- que le atribuyen a Miguel de Unamuno la expresión “siente el pensamiento, piensa el sentimiento”. No sé qué tan verdad sea esta expresión en la pluma de Unamuno. Pero sí me siento cercano a la propuesta de X. Zubiri, al afirmar la “inteligencia sentiente”, como “estructura esencial de la inteligencia humana”, aunque admito, igualmente, que la propuesta es criticable en muchos aspectos.

Me parece especialmente importante dos señalamientos de Zubiri al intentar explicar en qué consiste la inteligencia sentiente. En primer lugar, “No se trata únicamente de que haya una prioridad cronológica del sentir respecto del inteligir”, y aquí Zubiri pretende superar la afirmación aristotélica de que nada existe en la inteligencia que no haya pasado por los sentidos. Por el contrario, dice Zubiri: “La impresión de realidad es, en efecto, un momento del sentir humano y es a la vez el acto formal de inteligir.” No se trata, pues de dos momentos. Pero no se trata de dos actos, sentir e inteligir, que tengan el mismo objeto: “La unidad de sensibilidad e inteligencia no está constituida, pues, por la unidad del objeto conocido, sino que es algo más hondo y (…) radical: es la unidad del acto aprehensor mismo de la realidad como formalidad de las cosas.” Siguiendo a Kant, Zubiri afirma que “la inteligencia y la sensibilidad son dos actos que producen por coincidencia un solo conocimiento, caracterizado por esto como sintético”. De la misma manera, siguiendo a Husserl, Zubiri menciona la “razón sensible”.

¿Es suficiente la propuesta de una “razón sensible” (Husserl), de una “coincidencia” (Kant) o de una “inteligencia sentiente” para superar el problema del empirismo y del racionalismo en el origen del conocimiento? Como hice ver más arriba, la de Zubiri es sólo una propuesta de solución al problema. Creo que dentro del tapete de las discusiones epistemológicas siempre estará el problema del empirismo y del racionalismo. Creo, finalmente, que el camino no es contraponer estas dos corrientes, sino identificarlas como necesarios puntos de origen del conocimiento en un esfuerzo de síntesis cada vez más logrado.

3. ¿Qué críticas harías al concepto de ‘conocimiento’ como “creencia verdadera justificada”?

Desde Platón hasta nuestros días, el conocimiento como “creencia verdadera justificada” ha sido las notas esenciales del concepto de “conocimiento”. En buena medida, esta constante ha permitido validar hasta un punto tal esta definición de conocimiento, que pocos pueden ser los cuestionamientos y las críticas de que pueda ser objeto. El conocimiento necesariamente debe ser una creencia porque no es posible (al menos desde un sentido de honradez intelectual) hacer una afirmación de algo o sobre algo sin que ésta se crea. Esa afirmación/proposición debe ser verdadera, entre otras cosas, porque es su veracidad la que permite tenerla como válida. Pero esa afirmación/proposición debe ser justificada porque apenas si es sostenible una proposición sobre la que no se pueda dar un razonamiento que, aparte de sostener su posibilidad de credibilidad, sustente su veracidad.

Sin embargo, desde Edmund Gettier (1927) hasta nuestros días, las críticas al conocimiento como creencia justificada verdadera han sido constantes. Los llamados “contraejemplos” de Gettier fueron un intento de poner de manifiesto que, aún y cuando hay creencias que son verdaderas y justificadas, no necesariamente se las debe identificar como conocimiento en sentido estricto. Dos son las justificaciones de Gattier: la falibilidad de la justificación y el azar. En lo personal, considero que el mérito de Gattier reside en haber cuestionado una definición que era comúnmente aceptada por todos, pero que estos experimentos mentales, al menos arrojaron una sombra de duda en lo que de suyo era una suerte de certeza en epistemología. El problema viene dado a la hora de asumir como absoluto o no los contraejemplos de Gattier. Estos, lejos de derribar la común aceptación del conocimiento como creencia verdadera justificada, lo que ponen de manifiesto es la necesidad de seguir ahondando en la búsqueda de una definición de conocimiento que ofrezca el menor número de problemas posibles.

Sin llegar a afirmar con rotundidez el falibilismo de Charles Peirce (1839 – 1914) creo que es una posibilidad a la que hay que prestar atención especial, habida cuenta de la pluralidad del mundo contemporáneo, la marcada tendencia a la diversidad y la evidente provisionalidad de las “verdades” en el mundo contemporáneo que, desde la postmodernidad hasta nuestros días, parece haber renunciado a verdades y certezas absolutas. Es cierto que el relativismo epistemológico constituye un riesgo latente en este escenario y en el estado actual de las cosas, pero sin llegar a negar los problemas de la negación de la verdad y del escepticismo como posibilidad gnoseológica, tampoco creo que sea sano llegar a la radical satanización del relativismo en el campo epistemológico. En este caso, la aceptación de la provisionalidad de algunos conocimientos y la apertura a cierto grado de relativismo, nos pondría en guardia ante la posibilidad de caer en radicalizaciones de proposiciones que luego terminen mostrando por sí mismas su carácter provisional. Hoy el geocentrismo nos parece una propuesta insostenible. No así en el siglo XIV, en el que para quienes estaban influenciados por el judeocristianismo occidental, el geocentrismo era la única posibilidad existente.

¿Podremos llegar algún día a verdades absolutas e irrefutables? Sí. Pero sólo en la medida en que se acepten, desde el punto de vista lógico, la posibilidad de los axiomas como sustento del conocimiento y, por tanto, la validez de las proposiciones analíticas y de los juicios a priori. ¿Qué pasa, sin embargo, con quienes razonablemente no quieran inscribirse en el mundo de las verdades a priori, invocando la validez de los juicios sintéticos? Esta es una posibilidad epistemológica que puede ser o no ser asumida, pero que está dentro del escenario en el que se debate el origen, la posibilidad y la certeza del conocimiento.

Finalmente, afirmo nuevamente el carácter humano del conocimiento y, consecuentemente, su carácter dinámico, progresivo y acumulativo. Esto, que para mí resulta evidente, no entra en contradicción con los axiomas como juicios a priori y como proposiciones analíticas que de suyo poseen un carácter necesario y universal.

4. ¿Cuál te parece el mejor criterio de verdad?

Quizá esta pregunta puede ser problemática. El problema, a mi parecer, no viene dado en cuál sea el “mejor” criterio de verdad, sino cuál sea el criterio de verdad que más y mejor funcione como criterio de discernimiento que lleve a la distinción entre la verdad y el error. Por otro lado, no es posible llegar a una respuesta concluyente a la pregunta por cuál sea el más indicado de los criterios de verdad. Es por eso por lo que pienso que los cuatro criterios de verdad, considerados en sí mismos, tienen validez y pueden presentarse como criterio de discernimiento de una proposición.

No obstante, pienso que la consideración de la validez de los criterios de verdad exige la consideración (no el simple presupuesto) del contexto contemporáneo. Como ya lo he venido señalando, a partir de la postmodernidad el hombre dejó de lado la posibilidad de certezas y verdades absolutas, y parece haberse lanzado al abismo insondable de la provisionalidad, no sólo en materia de epistemología, sino en planos tan delicados como la ética. Posiblemente J. F. Lyotard (1924 – 1970) tenga que seguir diciendo mucho sobre este aspecto de la realidad, sin que por ello se le tenga que dar carta de identidad al relativismo epistemológico y ético.

Sin restarle validez a lo dicho anteriormente, por trayectoria y formación me inclino a asumir como más pertinente el criterio de verdad de la “correspondencia”. En el artículo primero de la cuestión primera del De veritate, Santo Tomás afirma que la verdad es la adecuación del entendimiento y la cosa. Sin embargo, es evidente el carácter problemático de este concepto de verdad, tomando en consideración la función de los sentidos como vehículos que suministran la información sobre la cosa. Como lo expuse en otro lugar de este escrito (Cf. Supra, 6 – 7) Zubiri consideró necesario la superación de este concepto de verdad mostrando que la inteligencia sentiente no implica dos momentos cronológicos: primero se percibe con los sentidos, luego se juzga con la inteligencia, sino que ya el mismo acto de percibir es un acto de la inteligencia. Todo lo cual, empero, no da por sentado que la propuesta de Zubiri sea la que supere el carácter problemático de esta cuestión.

A pesar de privilegiar el criterio de la correspondencia, considero que el camino no está privilegiar un criterio por encima de otro. Los cuatro criterios tienen un grado de validez digno de tenerse en cuenta. Lo ideal sería la aplicación de los cuatro principios en la tarea de la búsqueda de la verdad. Esto no significa que la filosofía deba renunciar a la búsqueda de otros criterios, de otros principios que sirvan de referentes esenciales para la búsqueda de la verdad.

Ángel Villasmil

¿Te inclinas más hacia el racionalismo o el empirismo en tu concepción respecto a los medios del conocimiento?
Personalmente considero el conocimiento como un proceso activo dentro del cual un sujeto aprehende un objeto, ¿por qué incluyo la nota de actividad dentro del mismo? Pues, precisamente porque considero que no sólo se trata de un proceso pasivo de asimilación en el cual el individuo esta predispuesto para simplemente recibir, sino que interviene activamente.
Tomando el conocimiento de esta manera, concibo también que deban intervenir varios factores y que por tanto, el empirismo y el racionalismo no deban estar escindidos de manera tajante o desvinculada, es decir, el uno no debe excluir al otro necesariamente. Tanto uno como el otro posee elementos de los cuales necesita el conocimiento, a pesar que tienen vías diferentes para acceder a el, bien sea por deducción o por inducción.
Para hablar del racionalismo y del empirismo tomamos como punto de partida el hecho de que en el primero, el conocimiento, es independiente de la experiencia, en tanto que en el segundo si es dependiente, no obstante, no pueden obviarse ciertos principios de los cuales no hemos podidos deshacernos en nuestra época y ello porque realmente aún tienen validez tales como; “el todo es mayor que la parte” o la nota de extensión presente en el concepto de cuerpo, lo cual nos confirma que siguen siendo juicios universales y que en caso de afirmar lo contrario, estaríamos ante una contradicción.
El hecho de que existan verdades independientes de la experiencia y universalmente validas, tales como las ofrecidas por las matemáticas, ha tenido que ser reconocido y admitido incluso por empiristas como John Locke o David Hume. No quiere decir esto que debamos aceptar todos los demás postulados como el de la existencia de ideas innatas, ni negar tampoco que la experiencia proporcione conocimientos, y que de hecho sea necesaria. No se trata entonces de suplantar un extremo por el otro sino de tomar lo necesario de ambas.
Necesitamos un conocimiento que sea verdadero, lo cual constituye un problema. ¿Qué es, o dónde reside la verdad? El vocablo verdad, es tomada en tres sentidos según su origen etimológico, por un lado del griego alétheia, como aquello que no está oculto o escondido, sino patente, manifiesto, develado, descubierto, en este sentido la verdad viene a darse como patencia o descubrimiento; por otro lado también puede verse desde el latín verúm, como lo que es fiel y exacto, sin omisiones, dado como veracidad, exactitud y rigor en el decir, y finalmente del hebreo emunah, que viene a ser como una confianza, un cumplimiento de lo que se espera y se verá, como por ejemplo, Dios es verdadero, y cumple lo que promete. En este último sentido podría estar implícitamente dado lo que se comentaba al respecto de creer en lo que se afirma para que sea conocimiento. Particularmente me gusta mucho aquella acepción que nos remite a la veracidad y al rigor en el decir, pues viene como algo que no es propenso a errores, sino que posee rigurosidad, esto, sin deseos de indagar en el relativismo o no del conocimiento, muy al contrario quisiera hacer mención de la existencia de dos tipos de experiencias, a decir, la experiencia externa brindada por los sentidos, y la experiencia interna que lleva el sujeto consigo mismo, y hago mención de ella con deseos de que no lleguemos a reducir toda experiencia al ámbito de lo palpable, no quiero con esto tampoco caer en el problema de la existencia o no de Dios u otras entidades, etc., sino más bien, deseo que no terminemos aniquilando aquella experiencia subjetiva, que me obliga, si bien no a responder completamente, si al menos a dejar una pista desde mi opinión personal, sobre la siguiente pregunta, ¿Cómo tratarías de refutar a quien sostiene que el mundo es una ilusión propiciada por el genio maligno, o el cerebro en la cubeta? afirmando que eso podremos saberlo pero no explicarlo con exactitud hasta que se resuelvan muchas de las interrogantes sobre ese estado en el cual nos damos cuenta que verdaderamente estamos aquí, quiero excluir con esto toda persona bajo efectos de sustancias psicotrópicas y referirme a toda persona normal para indicar, ese estado en el cual experimentamos una representación interna del mundo y por medio del cual podemos reconocer que hemos tenido un sueño y no es parte de la realidad, ese estado llamado consciencia; para expresar la gran dificultad del asunto me permito citar palabras del catedrático de la facultad de medicina de la Universidad Complutense de Madrid, Francisco Rubia, el cual sostiene:
“La consciencia no es no es un fenómeno pasivo como respuesta a estímulos, sino un proceso activo de interpretación y construcción de datos externos y de la memoria relacionándolos entre sí. Se ha equiparado la consciencia a la vigilia, pero estar despierto no es lo mismo que ser consciente de algo en el sentido de apercibirse de algo. En el sueño podemos apercibir imágenes mentales visuales o auditivas…Pero, el problema difícil de la consciencia es saber cómo los procesos físicos cerebrales dan lugar a la consciencia, cómo las descargas de millones de neuronas pueden producir la experiencia consciente, la experiencia subjetiva”.
Con ello, quiero decir que el ser humano es complejo, y no es apropiado hacer esas divisiones del tipo racionalismo/empirismo excluyendo elementos necesarios, o hablar de la posibilidad de refutar tesis sobre lo real o no del mundo en el cual vivimos, hasta no tener en claro otros conceptos que podrían brindar grandes aportes, precisamente por la gran complejidad del individuo pensante, y de los cuales, el filósofo no podrá esclarecer por sí solo, sino con ayuda de la medicina u otras ramas investigativas.
Isbelia Farías.

El conocimiento científico es el producto de un proceso metódico, sistematizado, que realiza el investigador según el enfoque o tipo de investigación que se esté desarrollando. Considero que toda investigación científica se puede trabajar con tres enfoques, formas o “medios” del conocimiento.
El inductivo-concreto correspondería con el empirismo; el Deductivo-abstracto con el racionalismo y el Inductivo-vivencial que orienta en la actualidad la mayoría de las investigaciones humanísticas y sociales.


Gráfico tomado del curso de epistemología del Dr. José Padrón

Estos enfoques tienen como representantes a importantes pensadores, tales como Carnap, Descartes y Husserl.
Rudolf Carnap “A menudo se utiliza el término «observable» para designar un fenómeno que puede ser observado directamente; de modo que puede decirse que las leyes empíricas son leyes acerca de observables. En este punto debemos hacer una advertencia. Los filósofos y los científicos utilizan de manera muy diferente los términos «observable» e «inobservable». Para un filósofo, «observable» tiene un sentido más estrecho. Se aplica a propiedades como «azul», «duro», «caliente», etc. Son propiedades que se perciben directamente a través de los sentidos. Para el físico, la palabra tiene un sentido mucho más amplio. Incluye a toda magnitud cuantitativa que pueda ser medida de una manera relativamente simple y directa.”
René Descartes “Mas he aquí que, mientras estoy hablando, es acercado al fuego. Lo que restaba de sabor se exhala; el olor se desvanece; el color cambia, la figura se pierde, la magnitud aumenta, se hace líquido, se calienta, apenas se le puede tocar y, si lo golpeamos, ya no producirá sonido alguno. Tras cambios tales, ¿permanece la misma cera? Hay que confesar que sí: nadie lo negará. Pero entonces ¿qué es lo que conocíamos con tanta distinción en aquel pedazo de cera? Ciertamente, no puede ser nada de lo que alcanzábamos por medio de los sentidos, puesto que han cambiado todas las cosas que percibíamos por el gusto, el olfato, la vista, el tacto o el oído;…”
Edmund Husserl “En cuanto filósofos que meditan de manera radical, no tenemos ahora una ciencia para nosotros válida, ni un mundo para nosotros existente. El mundo, en lugar de existir simplemente, esto es, de valer para nosotros de modo natural en la creencia en el ser propia de la experiencia, no es para nosotros más que una mera pretensión de ser”
Tomado del curso de epistemología del Dr. José Padrón
En la actualidad considero que las investigaciones pueden tender a identificarse más con algunos de los tres enfoques, pero siempre manteniendo la vinculación que al momento del desarrollo de la investigación tienen los tres.
La rigidez en los procesos de investigación está cambiando hacia la sistematización y rigurosidad en sus procedimientos (métodos) de recopilación, análisis e interpretación de los datos. No quiero decir con esto que se esté cambiando radicalmente la concepción del conocimiento científico, sino que ya no podemos describirlo como meramente empirista o racionalista. Las teorías dan paso a las investigaciones experimentales y toda experimentación está basada en alguna teoría previa.
La epistemología vista de esta forma sirve de guía para los científicos e investigadores en todas las áreas del “que hacer” humano, en la consecución de los proyectos para la generación de conocimiento confiable, científico, con altos niveles de sistematización y socialización.
Considero que se deben establecer ciertos criterios de demarcación para lo que entendemos por conocimiento, sobre todo científico, ya que éste debe ser altamente sistematizado y socializado. Podemos tener un conocimiento cercano a la verdad, pero difícilmente la verdad absoluta.

Miriam Rojas.