viernes, 12 de noviembre de 2010

Comentarios de los estudiantes a "La ética"

1) Si al comprar algo, un comerciante desconocido al cual seguramente jamás volverás a ver, se equivoca a tu favor y te devuelve más dinero del que te corresponde, ¿se lo devolverías? ¿Cuál sería tu justificación?

Sí se lo devolvería, la primera causa inmediata por la cual le restituiría su dinero, sería que esa persona la cual me dió más dinero del que correspondía, podría estar en graves problemas porque de no ser el dueño del negocio, él tendría que pagar la cantidad de dinero que devolvió demás y hasta podría perder el trabajo por ser negligente, como en muchas empresas o negocios ha pasado. Asimismo, si fuera el dueño del negocio o la tienda éste perdería parte aunque sea mínima de sus ganancias, y esto no sería bueno para esta persona. La justificación principal sería que pienso en el otro, me coloco en la posición del otro, para poder tomar conciencia, y ver si lo que estoy haciendo esta bien o esta mal y principalmente me impulsaría a devolverle su dinero la máxima bíblica que dice: “Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos” (Mateo 7:12.).
También en la medida que pienso en el otro me estoy reflejando a mi misma, y al devolver ese dinero estoy confiando en que algún día, si llegara a pasarme algo semejante cabría la posibilidad de que esa persona me ayudaría, y si no lo hace, no importa, me siento satisfecha de haber sido consecuente con mis principios morales y por sobre toda las cosas tener mi conciencia tranquila y sentirme en paz conmigo misma.

Diana Salas

1) Si al comprar algo, un comerciante desconocido al cual seguramente jamás volverás a ver, se equivoca a tu favor y te devuelve más dinero del que te corresponde, ¿se lo devolverías? ¿Cuál sería tu justificación?

Sí, de hecho, ya me ha sucedido, siempre lo he regresado, y he dicho: “se ha equivocado a mi favor, tome”. He actuado de esa manera por varías razones ligadas las unas a las otras, por un lado, porque durante mi niñez, entre tantas enseñanzas, me enseñaron que no debía tomar lo que no me pertenecía, crecí condicionada de esa manera y en base a eso, ahora que soy adulta, estoy totalmente segura que si tomo algo que no me pertenece, eso generaría sentimientos terribles en mí, me provocaría malestar, muy al contrario, cuando hago lo inverso, me siento bien conmigo misma, me da tranquilidad saber que he actuado bajo eso que yo entiendo como “bien”, por otro lado, también lo hago porque me gusta mostrar que aún quedan personas y honestas, y me gusta ser un ejemplo en lo concerniente a esos puntos, no pido que sigan mis acciones o que tomen mis convicciones, pero sí existen ciertos actos que traen graves consecuencias, y no me gusta contribuir en ello, tales ejemplos los vivimos día a día cuando tropezamos con personas deshonestas y/o egoístas que quieren siempre ser las primeras en las colas de los bancos sin importar a quien tengan que empujar o a quien tengan que sobornar para llegar de primeros, y me parece que de esa manera es imposible vivir en este mundo que de por sí ya no es fácil, estas personas poseen un comportamiento repulsivo y no aceptable entre seres humanos, de hecho, creo que en muchos casos ni siquiera los animales actúan de tal manera, así que me gusta vivir bajo esa especie de acuerdo tácito en el cual aceptamos ciertas normas para convivir de forma armoniosa.

2) ¿Tenemos autoridad moral para censurar el sacrificio humano entre los aztecas?

Pienso que definitivamente ciertos acontecimientos de la historia, que hoy día consideramos horrorosos, siempre nos parecerán como tal y provocarán malestar en nosotros, y uno de esos tantos lo constituyen los sacrificios humanos entre los aztecas, sin duda alguna no es nada agradable la sensación que experimentamos ante la idea de un sacrificio humano, no obstante, no podemos desprender los hechos de su contexto histórico, primeramente tales sacrificios eran parte de sus ritos, muchos de los hombres sacrificados asentían en ello y era un honor, era parte de su cosmovisión, de su modo de ver y entender el mundo, y desde este momento de la historia no podemos ya juzgar; una vez de tener conocimiento de todas esas cosas que pasaron sólo queda superar, de otro modo, estaríamos eternamente censurando hechos y no terminaríamos de avanzar ni de censurar los nuestros hoy día para mejorar, sino, sólo pensemos ¿cómo nos sentiríamos hoy día si un grupo toma a un hombre para destrozar su cuerpo, someterlo a tortura y terminar dándole muerte? Definitivamente mal, esos hechos causan horror, pero ¿cómo podríamos censurar desde hoy el hecho de que injustamente castigaran a Jesús Cristo y lo sometieran a tanto dolor, sobre todo cuando el mismo estaba preparado para ello? Sin duda diríamos que la sociedad estaba enferma, que él también lo estuvo y otro sin fin de argumentos, sin embargo, incluso para quien no le guste, debemos aceptar que la moral cambia, la historia ya lo ha demostrado, si deben y han existido ciertos principios que parecen haberse mantenido, tales como ¡no matarás! pero hay casos en los cuales escapa y no podemos hacer nada ante ello, esto nos muestra dos cosas, primero que efectivamente el concepto de moral ha variado a lo largo del tiempo y en segundo lugar que no es fácil universalizar un sólo principio. El caso de los aztecas fue muy particular, ya que de ambos lados, tanto del conquistado como del conquistador, se dieron hechos atroces en los cuales se sustituyó una matanza por otra, un sacrificio por otro, así que, desde mi punto de vista, sólo nos queda aceptar y continuar formando nuestros propios valores, tal como ya lo ha dicho nuestro pensador latinoamericano Leopoldo Zea en su ensayo Tarea para una filosofía latinoamericana:

No quiere decir que debamos desconocer como si no fuera parte de nuestra situación, esa situación que en alguna forma nos corresponde como humanos y como hijos de una cultura como lo es la europea.

…dichos valores tendrán que ser abstraídos de las nuevas circunstancias en que el hombre se encuentra… es menester que rechace todo sentimiento de inferioridad, todo posible resentimiento, exponiendo sus puntos de vista como el que sabe que está diciendo una verdad, su verdad. Esta verdad no podrá ser ni inferior ni superior a otra, será su verdad, su auténtica y sincera verdad”. (ZEA, 1972)

¿Cuál es tu postura frente a alguno de estos temas?:

a) El aborto; Partiendo desde momento en el cual vivimos, considero que es tiempo ya de legalizarlo hasta cierto tiempo de gestación, no sólo porque es necesario que la mujer decida con su propio cuerpo lo que desee, lo cual involucra también la elección de ser madre, sino porque la época en la cual vivimos así lo amerita, sobre todo en nuestro caso particular, Venezuela. En nuestro país observamos cada día un creciente y descontrolado aumento de la población, madres que tienen hijos que no quieren, y que por tanto no les brindarán amor ni tendrán una buena calidad de vida, sino que crecerán y se educarán en las calles y terminarán formando parte de las estadísticas de altos índices de inseguridad y de pobreza. Por tanto, se debe legalizar el aborto, discutiendo previamente y desde el punto de vista médico el momento en el cual comienza formalmente la vida, y el más idóneo, en el que la madre correrá menos riesgo, ya que al instante de ser concebido y un cierto tiempo posterior, pienso que no hay vida totalmente, sino que se intenta formar. Un aborto practicado a un feto de 5 o 6 seis meses sin duda alguna es un delito, puesto que ya está formado un ser humano, y si aún, evadiendo todas estas condiciones, una mujer cuyo embarazo no es deseado, no consiente en someterse al procedimiento del aborto por temor o por sus principios morales, debería contar con más opciones, razón por la cual es necesario incentivar y acelerar los mecanismos de adopción. Es lamentable que esto suceda, y por eso, es más urgente aún hoy día adoptar medidas para brindar información sobre la planificación y el uso de métodos anticonceptivos haciéndolos llegar a las mujeres, sobre todo en una sociedad que ha mostrado que no le es fácil establecer la institución del matrimonio. En nuestro país ya empiezan algunos avances, uno de ellos, son las jornadas de esterilización que han estado llevando a cabo para ayudar a las mujeres que no cuentan con los recursos necesarios para hacerlo por su cuenta.

Isbelia.

Si al comprar algo, un comerciante desconocido al cual seguramente jamás volverás a ver, se equivoca a tu favor y te devuelve más dinero del que te corresponde, ¿se lo devolverías? ¿Cuál sería tu justificación?

Si lo devolvería. La razón fundamental de mi actitud esta en el hecho de esperar el mismo trato que ofrezco a la persona si los papeles llegasen a invertirse y la equivocación no fuese a mi favor. Considero que la convicción religiosa juega un papel importantísimo en mi decisión de devolver lo que no me pertenece o no me he ganado, es confiar en la premisa fundamental de: “trata a lo demás como quieres que te traten” o “Con la misma medida con que midas será medido”.
También la máxima que resume, en el caso de la creencia cristiana, la ley de Dios: “Amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a ti mismo”. Estas afirmaciones son principios de vida y trato de actuar en función de ellos. No se trata de actuar por miedo o temor a un castigo, pues siendo el caso sería actuar o vivir bajo la sombra de un Dios represor y castigador en el cual no creo. Para mi Es absurda esta creencia. .
Se trata de fundamentar la acción en la fe, donde se cumple aquello de recoger lo que se siembra. Y esto no solamente es teológico sino también lógico y filosófico. No se puede recoger otra cosa que aquello que se siembra. Si la honestidad es mi siembra espero recibir también ese fruto de los demás.
Sin embargo, la realidad es que en ocasiones, actuando honestamente no se recibe el mismo trato. En este caso sigue jugando un papel fundamental la convicción religiosa con más razón, espero que Dios implemente su justicia.

Esto me lleva a la siguiente conclusión.
¿Se puede actuar honestamente sin referir mis acciones moralmente buenas a Dios?
= SI. De hecho algunos filántropos que no toman en cuenta a Dios actúan haciendo el bien sólo por la gratificación del bien realizado. Sin embargo, creo que todos esperamos algo. Siempre. Las acciones que realizamos en el fondo esperan gratificación, sino, no las realizamos. La reciprocidad es una exigencia en las acciones de todo ser humano. Sino lo fuera, perderían sentido.

Esto de “Hacer el bien sin esperar nada a cambio” no es muy real. Así la recompensa no sea de la persona a quien se le hace el bien, el placer que se experimenta de hacerlo, es suficiente para muchos. Si no genera al menos este placer, no tendría sentido actuar de esta forma.

2. creo que quien actúa honestamente haciendo el bien con la convicción de la fe no tiene ningún riesgo de frustración alguna. Recuerdo en este momento a la madre teresa de Calcuta. ¿Que la motivo a hacer el bien sin esperar nada de los destinatarios de sus acciones? Dinero?, fama?, simple placer de hacer el bien? Ninguna de las anteriores afirmaciones es suficiente. Sólo su convicción religiosa de esperar de Dios el premio por las acciones realizadas.

Dixso Montes.

¿Crees que hay una distinción entre “ser” y “deber ser”?

Por supuesto que sí. Particularmente, pienso que el “ser”
hace referencia a lo biológico, lo orgánico, lo natural, todo aquello
que es inherente al ser humano. Por ejemplo, las necesidades
fisiológicas, como el agua, aire, alimento, entre otras. Así como
también podemos incluir la parte instintiva y pulsional del hombre.


Por otro lado, se puede decir que el “deber ser” hace
referencia a la parte racional del hombre, en tanto que habla de la
voluntad del mismo a hacer algo, va más allá de lo biológico, de lo
instintivo, implica un compromiso cognitivo y abstraccionista. Se
puede decir, que tiene que ver con las invenciones del hombre para
responderse una pregunta crucial que ha surgido desde los comienzos de
la humanidad ¿Cómo debo ser? Y las preguntas ulteriores… ¿Cómo se
vive? ¿Cómo se hace? En pocas palabras para saber sobre el que-hacer
humano. A partir de esto, podemos ver como a se han producido pautas,
normas o direcciones acerca de cómo debe comportarse un ser humano,
que van desde lo religioso hasta teorías filosóficas como las de Kant.


Es precisamente, del lado del “deber ser” que entra la
ética o moral en juego, ya que trata sobre la voluntades del hombre,
va más allá de sus necesidades, de lo órganico. Cuestiones como lo
bueno y lo malo, la libertad, lo normal y lo anormal, se hacen
tangibles a la hora de hablar del “deber ser”.


Se debe tomar en cuenta que el “ser” y el “deber ser”,
explican cómo ocurre la alienación del sujeto al mundo: nace un niño y
es introducido a éste, a un mundo que ya tiene reglas, pautas e
ideales tanto universales, culturales, como familiares, de los cuales
este niño tomará o dejará. El “deber ser” juega un papel muy
importante en la constitución subjetiva de cada sujeto, puesto que es
precisamente de este referente que el ser humano trazará sus ideales,
se construirá la personalidad y moldeará su comportamiento en el
mundo.


Paola Sánchez.

1) Si al comprar algo, un comerciante desconocido al cual seguramente jamás volverás a ver, se equivoca a tu favor y te devuelve más dinero del que te corresponde, ¿se lo devolverías? ¿Cuál sería tu justificación?


Sí, lo devolvería, y lo he hecho; pero tengo que aclarar que no he devuelto el dinero o el objeto que me es ajeno como producto de un decisión reflexiva o pensando en si efectivamente estaba haciendo algo correcto, ni por haber sentido compasión por la otra persona, lo he hecho por costumbre, porque sabía que eso era lo que se debía hacer, es decir que fue un acto enmarcado en la ética deontológica, pero no por eso me parece que haya hecho "el bien" y esta es justamente mi critica a este tipo de ética, pues no me parece hacer el bien sea hacer las cosas solo por el hecho de que es lo que hay que hacer, con esto las personas actúan bajo ideas fijas, como una especie de robot que actúa porque lo han programado justamente para reaccionar de ciertas maneras.



Yo no valoro el hecho de devolver un bien ajeno solo por estar condicionado para pensar que es lo correcto, valoro mas la opinión propia y la acción como resultante de la consideración de cada caso en particular, por ejemplo si el comerciante fue descortés, abusivo con su trato (como muchos comerciantes maracuchos) yo estaría realmente contenta de que se equivocara a mi favor y muy probablemente no le devolvería el dinero porque no se lo merecería; una actitud así me parece más autentica y humana que la que propone Kant, que no contempla a mi parecer la individualidad y la particularidad de los casos a los que el ser humano se enfrenta.


Por esa razón yo me adscribiría a la ética consecuencialista, me parece mas honesta, pues es natural que el ser humano prevea las consecuencias de sus actos, es más responsable y condescendiente con la libertad del individuo que la ética deontológica, la cual me juzgo en cierta medida dogmática y cerrada a la reflexión; por lo que a la tercera pregunta, si el asesino pregunta por el paradero de mi hermano y yo lo sé, claro que mentiría, pero solo si estoy segura primero que mi vida no corre riesgo al mentir, es decir si el asesino al darse cuenta que mentí no vendrá a matarme; además donde quedan mis deberes de hermana si pudiendo mentir para salvarle la vida no lo hiciera, la única razón que veo para no mentir seria que no quisiera para nada a mi hermano y deseara su muere.



La ética consecuencialista a mi parecer se adapta mas al pensamiento natural del ser humano, a la innata búsqueda de seguridad y autoprotección, y por esto mismo no creo que la ética deontologico pueda llevarse como un modo de vida, puede ser útil en muchos casos utilizar el argumento de: hay que hacerlo porque es mi deber. Pero el tomarlo como norma no me parece una postura poco filosófica.



Erika Silva

Si al comprar algo, un comerciante desconocido al cual seguramente jamás volverás a ver, se equivoca a tu favor y te devuelve más dinero del que te corresponde, ¿se lo devolverías? ¿Cuál sería tu justificación?



Si alguien se equivoca con un vuelto a mi favor; lo devolvería al darme cuenta de la demasía. ¿Por qué? Creo que el hombre y la mujer son un micro cosmos pertenecientes al macro cosmos, somos piezas de un lego universal, donde cada parte debe ir en su lugar y cumplir su función, si una pieza intenta pasar por encima de otra, se acaba la armonía, por lo tanto la estructura perderá su fin original, partiendo desde esta visión, creo en lo que decía Inmanuel Kant, filósofo alemán; hay una diferencia entre los seres humanos y las cosas, las cosas tienen precio y los seres humanos tienen dignidad y eso es pues lo que significa tener la posibilidad de calificar, de adjetivar, en este caso la vida como una vida humana, cuando tenemos dignidad, cuando la reconocemos, cuando asumimos el derecho a tenerla y el deber de respetar la vida del otro/otra, ese sentido de comunicación empática para vivir en comuna, para ser ciudadanos/ciudadanas en la polis, ser demos en carne y espíritu.

¿Si al obrar de esta manera espero una retribución del otro/otra? no mi esperanza es llegar a la meta, a ese camino de encuentro con la otredad, donde las únicas penalidades son impuestas por las leyes de acción y reacción físicas del universo.

Y para esto llevo conmigo, parte del poema de amor “El Gurudev” de Rabindranaz Tagore, uno de los mejores amigos del Alma Grande; Gandhi.
“Sí nadie responde a tu llamado, avanza sólo, avanza sólo…”


Indira Arrieta

3) Si sabes dónde está tu hermano, y un asesino te pregunta por su paradero, ¿mentirías? En función de tu respuesta, ¿te adscribirías a la ética deontológica o consecuencialista?
En este caso es compleja y extrema la consideración de una posición suficientemente argumentada, puesto que aun cuando la justificación moral no sea el centro de atención para algunos filósofos en materia de la ética, la adopción de una posición estaría influenciada por un alto nivel de emocionalidad, en este caso el temor que nos apartaría de los designios de Dios en buena parte, puesto que me llevaría a la mentira y al relativismo temporal del consecuencialismo, criterio que no comparto como válido por su carácter de utilidad en las acciones humanas. Dado el contexto y considerando la muy probable amenaza para emitir una respuesta casi inmediata y sin tiempo para mayor elección, lo que puede poner en peligro incluso a otro familiar allí presente o la vida propia.

Lo anterior nos lleva a preguntarnos, a caso ¿es objetivamente moral ayudar a un asesino? Muy probable y razonablemente no, mas alla que sea un familiar el acto moral debe atender a un principio y una esencia en este caso seria lo bueno; y ¿Qué es lo bueno en esta situación?, ¿ayudar a un asesino o proteger la vida de un ser humano?, desde un punto de vista lógico defender el valor de la vida sería la respuesta aunque tal vez haya quien piense lo opuesto. En este sentido es preciso subrayar que aun cuando la moral debe ser objetiva y permanecer a través del tiempo según lo plantea el enfoque deontológico del deber, existen excepciones de la norma que demuestran que el campo de la ética no puede ser un triangulo totalmente cerrado a otras perspectivas filosóficas por la complejidad y la amplitud que conllevan.

Eduardo Lossada

Respuesta a la pregunta 1
Si, devolvería, a ese comerciante el dinero que me dio de más. La justificación tiene un principio claro, que es la regla de oro “no hagas a nadie, lo que no te gustaría que te hicieran a ti”; esta regla tiene dos fundamentos especiales: -La enseñanza de la fe que se profesa. “No hagas el mal a nadie, temor a Dios y testimonio de vida ante lo que crees; reafirmado en la vida familiar”. – El segundo es la convivencia social, se espera que en la medida que se es honrado, se espera que los demás también lo sean contigo; si el vendedor se equivocó hacerle caer en cuenta de su error; además no sabemos si ese hecho le cause un mal, a tal extremo que lo despidan y tenga que pasar necesidades él y su familia; no es bueno ser mezquino; hay que ayudar y ser honrado ante los otros. Lo que hagas por los otros, los otros lo harán por ti y por los tuyos.

John González.
C.I: 6.831.208.


1) Si al comprar algo, un comerciante desconocido al cual seguramente jamás volverás a ver, se equivoca a tu favor y te devuelve más dinero del que te corresponde, ¿se lo devolverías? ¿Cuál sería tu justificación?


Sin lugar a dudas lo devolvería, en primer lugar, no por pensar que Dios me castigaría, ni por preocuparme por la persona que la vayan a despedir de su trabajo por ese error, tampoco debido a que el negocio tenga perdidas, y menos porque espero que algún día, cuando yo cometa esa equivocación alguien tenga el mismo gesto. Lo cual, me parece un gesto ínfimo, realizar un acto de “buena voluntad” con el fin de esperar algo a cambio. Eso me recuerda, la actitud de algunas personas, frente aquellas las cuales tienen un solo hijo(a) y no tienen más, tomando en consideración que la pareja se encuentra solvente, como en edad fértil para tener más hijos. La gente les comenta: ‟deberían tener 2 hijos más ¿Quién los va cuidar cuando estén viejos?” el realizar un acto, con tener siempre la idea de esperar algo a cambio, no me parece honesto. De modo similar, otro ejemplo cotidiano: en un autobús, se monta una mujer de avanzada edad, la cual no puede estar de pie, algunos ofrecen el asiento e internamente dicen: “me va a ir bien o pa´ ver si me pego el kino el domingo”.

Finalmente, justificaría la devolución del dinero, por el malestar personal, de poseer algo que no es de mi propiedad, como además lo expresa el sabio poeta romano Juvenal en sus Sátiras: “La integridad del hombre se mide por su conducta, no por sus profesiones”.


Marcos Govea

Responde con elaboración a alguna de estas preguntas:

1) Si al comprar algo, un comerciante desconocido al cual seguramente jamás volverás a ver, se equivoca a tu favor y te devuelve más dinero del que te corresponde, ¿se lo devolverías? ¿Cuál sería tu justificación?

Inmediatamente le hago ver su error y le devuelvo el dinero que me ha dado de más. Para mí en estos casos uno debe actuar según el “deber ser” ya que es lo correcto, lo justo, según mi punto de vista ético. Simplemente ese dinero demás no es mío, no me pertenece y por lo tanto debo devolverlo. En este caso mi actitud sería kantiana, por decirlo de algún modo, ya que independientemente de las leyes, de la situación y sus consecuencias el “deber ser” es devolver el dinero de más.

2) ¿Tenemos autoridad moral para censurar el sacrificio humano entre los aztecas?

Como la moral se refiere a las costumbres y estas varían según las culturas y el contexto histórico no tenemos “autoridad moral” para censurar el sacrificio humano entre los aztecas. En todo caso si vamos a realizar algún análisis de estas costumbres debemos primeramente estudiar su cultura, sus principios religiosos y las razones por las cuales realizaban dichos sacrificios.
Para los Aztecas la finalidad del sacrificio era la de ofrecer un don a los dioses y bajo la perspectiva de este pueblo la ofrenda más apreciada era la sangre, considerada la linfa vital y regeneradora. Los seres humanos eran inmolados para nutrir a los dioses, para mostrar agradecimiento o para calmar su ira en caso de carestía o sequía.
Los sacrificios acompañaban a los fenómenos astronómicos y las ceremonias como: las fiestas del calendario, las coronaciones, los matrimonios de los soberanos y los ritos dedicados a los templos y edificios importantes.
Incluso entre olmecas y mayas se practicaba el autosacrificio, que consistía en la pérdida de la propia sangre provocada realizándose varias heridas en el cuerpo. Este autosacrificio era efectuado para alimentar la tierra con el líquido vital y permitir una abundante cosecha.
Así como nosotros no tenemos autoridad moral para juzgar la religiosidad de los Aztecas ellos tampoco la tendrían, en el supuesto negado de que fuese posible, o cualquier otra cultura de nuestra época, como para juzgar nuestras costumbres religiosas de adorar y postrarnos ante la imagen de un cadáver fuertemente torturado, beber su sangre y comer su carne, simbólicamente, en cada ceremonia. Ellos no comprenderían nuestros ritos.

Miriam Borjas

¿Tenemos autoridad moral para censurar el sacrificio humano entre los aztecas?

Cuando hablamos de moral tenemos que decir aquí nos remontamos a las vivencias y costumbres que recibe cada ser humano en el contexto social de cada individuo entendiendo la moral como un conjunto de normas o reglas que nos enseñan nuestras familias y la sociedad de manera subjetiva de que es lo bueno y lo malo en determinado momento.
También podemos decir que en los países democráticos existe una constitución que es el órgano jurídico que rige cual actuación o acción es buena o mala dentro del país y por ende nos describe como debemos comportarnos y como no debemos comportarnos, también subjetivamente ya que estas constituciones son redactadas y aprobadas por constituyentes que tienen sus visiones personales del mundo.
Indudablemente que los sacrificios humanos entre los aztecas estaban influenciados por esas mitologías religiosas de la época y en ese contexto histórico especifico esos sacrificios de seres humanos lo realizaban para rendirle veneración a sus dioses y dentro de esa dinámica de vida entre los aztecas no era moralmente un acto malo ya que lo hacían basado en sus creencias religiosas y mitológicas.
Sin duda que en la actualidad justificar este tipo de sacrificios humanos es una aberración ya que este tipo de sacrificios de seres humanos va en contra de los derechos humanos que en la actualidad es un derecho de carácter mundial que como órgano jurídico nos ampara a todos los seres humanos del mundo como lo es el derecho a la vida que tiene todo ser humano. Como es sabido hay algunos países que existe la pena de muerte pero se le aplica cuando algún ciudadano haya infringido de forma grotesca el ordenamiento jurídico de su país como por ejemplo: ser un asesino en serie.
Puedo decir entonces que desde mi perspectiva moral es imposible justificar el sacrificio de seres humanos ya que mis creencias familiares nuestra constitución y nuestras costumbres me dicen que es un acto aberrante y por ende no estoy de acuerdo tampoco con la pena de muerte como órgano sancionador.

Rony prieto.


TEMA 5: LA ÉTICA

Muy a pesar de que la palabra “ética” se suele identificar con la palabra “moral” en el discurso filosófico, quizá haya que examinar con detenimiento si estas palabras son en sí mismas sinónimas o, si por el contrario, cada una tiene su especificidad. Por los momentos y para los efectos que me ocupan, asumo momentáneamente la identificación entre ética y moral dentro del discurso filosófico. No obstante, este es un problema abierto en los que cada postura tiene sus argumentos. Por esgrimir uno solo, hay quienes piensan que el discurso ético es la reflexión sobre los valores desde un punto de vista netamente racional, mientras que la moral es un discurso sobre los valores que, sin renunciar al discurso racional, integra en sí los valores propios de una religión. Pero, como digo, de momento y para los efectos de este escrito, asumo la identificación de la ética y la moral dentro del discurso de la filosofía.

Habría que añadir otra cuestión que se sumaría a las cuestiones disputadas dentro de esta materia: la entidad científica de la ética. Dicho de otro modo, ¿es la ética una ciencia? Tampoco existe unanimidad en la respuesta a esta pregunta. Mientras que para algunos la ética y la estética es ciencia de los valores, para otros la ética no tiene un estatuto epistemológico de carácter científico. Tampoco es este el lugar correspondiente para zanjar esta discusión.

1. La justificación moral

Existe una claridad y acuerdo común en la aceptación de la ética como la parte de la filosofía que se encarga de las consideraciones sobre lo que es bueno y sobre el deber ser. En este sentido, la ética, a diferencia de la epistemología, por ejemplo, tiene como cometido decir cómo debe ser el mundo y no cómo es el mundo en sí mismo. Por esta razón es por lo que la ética tiene un carácter prescriptivo y no descriptivo.

Ahora bien, si la ética es la parte de la filosofía que, teniendo un carácter prescriptivo, dice cómo debe ser el mundo y qué es lo bueno, la pregunta sobre la justificación moral queda abierta. Dicho de otro modo, si la ética prescribe la realización del bien como el deber ser, ¿cuál es la justificación de que debemos realizar el bien y no el mal? Los filósofos no han sido prolijos en los que a la justificación moral se refiere. Uno de los primeros que se dedicó a reflexionar sobre el tema de la justificación moral fue Platón, problema que plantea en el mito del “Anillo de Giges”, el que, en definitiva, la justificación moral viene dada por la “visibilidad”, esto es, hacemos el bien y evitamos el mal por la censura o alabanza de que podamos ser objetos. En otras palabras, la razón de la realización del bien estaría en lo que, en términos de la sociología contemporánea llamaríamos “control social”.

Por su parte, Kant situaba la justificación moral en Dios. Las razones de orden teológico han sido asumidas por mucho como la justificación de la realización del bien. En un antiguo catecismo de la Iglesia Católica, por ejemplo, al tratar de definir a Dios, se decía: “Dios es nuestro padre, que está en el cielo, en la tierra y todas partes, que premia a los buenos y castiga a los malos”. En términos teológicos contemporáneos esta visión ha sido conocida como la “doctrina de la retribución”, según la cual, de acuerdo haya sido el comportamiento de la persona, así será su desenlace definitivo en esta y en la otra vida. Cabe destacar, sin embargo, que la doctrina de la retribución, aparte de ser cuestionada de manera frecuente por la teología contemporánea, presenta muchas dificultades, por ejemplo, en la misma Biblia, específicamente en el libro de Job. Job es el hombre justo de la Biblia, pero que tiene que enfrentarse con toda suerte de calamidades desde las que logra “descubrir” el “verdadero” ser de Dios.

La “emoción” y la satisfacción de hacer el bien es otra de las razones por las que podemos llegar a la justificación moral. En efecto, no es difícil encontrar personas que realicen el bien y estén sujetas a la consideración del “deber ser” por el deseo de sentirse bien consigo mismas y con los demás. En este tipo de justificación moral, el bien y el deber ser son tenidos en función de la persona que los realiza y no del bien y el deber ser en sí mismos. Esta visión bien podría encajar dentro de una visión utilitarista de la moral, como veremos más abajo.

Finalmente, otra de las razones con las que llegamos a la justificación moral es el contrato dentro del orden social. Siendo como somos esencialmente sociales, los seres humanos tenemos que llegar a acuerdos específicos que nos permitan vivir en sociedad de manera armoniosa. La justificación moral en este orden estaría dada en el imperativo de vivir en sociedad y en la necesidad de convivir armoniosamente en ella. En parte, al igual que en la anterior, en esta visión de la justificación moral subyace una visión utilitarista del bien y del deber ser.

2. Relativismo y Objetivismo

El relativismo es una tendencia filosófica que afirma la inexistencia de principios de carácter universal y necesario, sino que todos los hechos del mundo dependen de la subjetividad del individuo y del contexto en el que tienen lugar los hechos y los acontecimientos. Por esta razón es por lo que es posible hablar de un relativismo filosófico o gnoseológico, un relativismo ético y un relativismo cultural. Una de las formas más peligrosas del relativismo está en el llamado relativismo moral o ético, donde la bondad o maldad de los hechos ya no dependen de las nociones del bien y del mal, sino de los contextos donde se realizan los hechos. En otras palabras, una acción será buena o mala dependiendo del contexto y de las circunstancias en las que se realiza.

Por el contrario, el objetivismo es una tendencia filosófica que admite que el bien, los valores y el deber ser tienen un carácter en sí mismos, objetivos, independientemente de la consideración subjetiva de los mismos y del contexto en el que se realicen.

3. Deontología y Consecuencialismo

La deontología es una rama de la ética que se encarga del estudio de los fundamentos del deber y de las normas morales. Por esta razón, se conoce a la deontología como una de las ramas de la llamada “ética normativa” que, junto con la axiología, tiene la finalidad de describir el bien y el mal dentro del comportamiento moral de las personas. La deontología, por tanto, considera el deber ser y en bien como realidades objetivas, vistas en sí mismas, independientemente del contexto y de las circunstancias que los rodean.

A diferencia de la deontología, el consecuencialismo es el conjunto de teorías que sostienen que lo ético no depende del hecho en sí, independientemente de que sea bueno o malo, sino de las consecuencias del hecho. En definitiva, el consecuencialismo estima la valoración moral de un hecho dependiendo de sus consecuencias. Si un hecho objetivamente malo trae consecuencias buenas, nos encontramos con una acción ética. Se trata, pues, de una visión subjetivista de la ética, ligada al contexto y a las circunstancias del quehacer moral de la persona. Se trata, pues, del carácter utilitarista de la ética donde lo que importa es el fin, independientemente de los medios que se empleen en la obtención de dicho fin. El utilitarismo ético centra la atención, pues, en aquello que se estima como valioso para los individuos.

4. Naturalismo y no-naturalismo en ética.

En líneas generales, el naturalismo es una doctrina de carácter metafísico que afirma como existente la realidad natural. El naturalismo no admite la posibilidad de una entidad que vaya más allá de lo que es natural. El naturalismo ético sostiene, por lo tanto, el carácter descriptivo de los juicios morales. Los juicios morales, por lo tanto, serán juicios de hecho. Los enunciados morales, pues, tienen un carácter descriptivo de hechos empíricos.

El no naturalismo, sostenido principalmente por George Edward Moore (1873 – 1952) sostiene que el naturalismo ético se basa en la falacia naturalista, en la que se incurren en el error de deducir el “deber ser” a partir del ser. En otras palabras, cuando se deducen los juicios de valor a partir de los juicios de hecho. Para Moore las verdades éticas deben conocerse a partir de lo que él mismo llamó intuición moral.









CUESTIONES COMPLEMENTARIAS

1. Si al comprar algo, un comerciante desconocido al cual seguramente jamás volverás a ver, se equivoca a tu favor y te devuelve más dinero del que te corresponde, ¿se lo devolverías? ¿Cuál sería tu justificación?

Evidentemente que sí. De hecho, al responder esta pregunta no puedo dejar de recordar un episodio en el que, siendo adolescente y habiendo comprado algo en un supermercado, la cajera me devolvió más del dinero que correspondía devolverme. Al llegar a mi casa y contarle el asunto a mi madre, ella hizo que me devolviera al establecimiento y devolviera el dinero que me habían dado demás. Desde ese momento y en sucesivas ocasiones, asumí que hay valores objetivos, en sí mismos, que deben respetarse, aunque las circunstancias sean “favorables” para que evitar esos valores. En este sentido, pues, podría decir que una de las principales justificaciones morales estriba en la educación y en la formación, que permiten descubrir en los valores realidades imperativas que no deben estar supeditadas a circunstancias puntuales o a contextos particulares.

2. ¿Tenemos autoridad moral para censurar el sacrificio humano entre los aztecas?

El juicio moral –la censura o no- del sacrificio humano en los aztecas no tendría un carácter ético, sino histórico. Y es en la valoración histórica de los hechos donde no se debe caer en el error historiográfico de juzgar situaciones del pasado con criterios de valoración propios del presente. Lo contrario sería caer en el anacronismo, porque estaríamos presentando como propio de una época y de un contexto realidades que no pertenecían ni al contexto ni a la época.

Ahora bien, si de lo que se trata es de hacer un juicio moral sobre el hecho en sí mismo, independientemente de las circunstancias de carácter histórico y cultural, es evidente que no admitiría en modo alguno el sacrificio de los seres humanos. De acuerdo a la ética kantiana en general y del imperativo categórico en particular, el hombre tiene carácter de fin y no de medio. Desde esta visión deontológica, los el deber ser existe en sí mismo, independientemente de las circunstancias y de los contextos en el que se realice.

3. ¿Crees que hay una distinción entre “ser” y “deber ser”?

El primero en establecer la diferencia entre el “ser” y el “deber ser” fue David Hume (1711 – 1776). Esta distinción se deriva, esencialmente, de su visión epistemológica: todo conocimiento proviene de la experiencia sensible y su consideración de las cuestiones morales tiene un basamento empírico. Por lo tanto, los juicios morales no se basan exclusivamente en la razón, porque el papel de la razón no es la formación de los juicios morales, sino extraer la realidad de los hechos sensibles. Por lo tanto, la razón, a diferencia de lo que opinaba Kant, no sirve para fundamentar una ética. Para Hume no es posible que el deber ser se pueda extraer del ser.

En mi consideración, existe una clara distinción entre el ser y el deber ser. El ser se corresponde con la realidad objetiva, con lo que las cosas son en sí mismas, independientemente de su bondad o maldad. El deber ser, por el contrario, por ser el fundamento de la ética y del comportamiento moral, indica cómo tiene que ser el mundo. Mientras que el ser apunta a una visión descriptiva de la realidad, el deber ser apunta a una visión prescriptiva del mundo.

Ángel Villasmil

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