Éste es el blog del curso "Metodología de la investigación filosófica", de la Maestría en Filosofía, de la Universidad del Zulia, Venezuela. Los estudiantes y el profesor comparten opiniones sobre las diversas áreas de la filosofía
jueves, 30 de septiembre de 2010
La filosofía de la mente
Diariamente empleamos la palabra 'mente', pero, a decir verdad, no tenemos una definición precisa de ella. La filosofía de la mente se encarga, entre otras cosas, de precisar qué es exactamente la mente. En torno a este problema, han surgido varias posturas que se debaten intensamente en la filosofái contemporánea.
La postura 'dualista', inspirada en Platón y Descartes, estipula que las personas están conformadas por dos sustancias separadas (de ahí el nombre 'dualismo'): una sustancia material, el cuerpo; y una sustancia inmaterial, la mente. Tradicionalmente, los dualistas estiman que los pensamientos pueden existir en ausencia del cuerpo, y en este sentido, el dualismo suele defender la doctrina de la inmortalidad del alma, y por ende, de una vida después de la muerte. Como argumento a favor del dualismo, los filósofos han atribuido características a la mente que el cuerpo no tiene, y viceversa: el cuerpo es divisible, la mente no; se puede dudar de la existencia del cuerpo, pero no de la mente. Descartes también hize célebre el argumento según el cual, puesto que podemos imaginar una mente sin cuerpo, entonces la mente no es idéntica al cuerpo.
Como contraparte al dualismo, algunos filósofos han postulado la doctrina 'materialista', según la cual las personas están constituidas sólo por una sustancia, la material. Bajo esta visión, la mente, o bien es idéntica a los estados cerebrales, o es, a lo sumo, una propiedad emergente del cerebro. Los argumentos materialistas reposan sobre la evidencia que procede de los daños cerebrales y los avances de las neurociencias.
Algunos materialistas son de la opinión de que la mente no es estrictamente idéntica al cerebro, sino más bien, una función que puede ser realizada por el cerebro pero, en teoría, también por alguna otra estructura física (animales, extraterrestres, computadores). Esta postura, llamada el 'funcionalismo', ha venido a imperar en la filosofía contemporánea, y se ha convertido en el fundamento filosófico de la inteligencia artificial.
Un asunto sumamente contencioso en la filosofía de la mente concierne a la existencia del libre albedrío. Los filósofos materialistas opinan que el mundo está determinado por las leyes de la física. Algunos de estos filósofos opinan que, en función de ello, no tenemos libre albedrío (a estos filósofos se les llama 'incompatibilistas'). Otros filósofos opinan que el mundo está determinado, pero que al mismo tiempo somos libres (a éstos se les llama 'compatibilistas'). Los dualistas, por su parte, suelen opinar que el mundo no está determinado, y que el alma inmaterial garantiza el libre albedrío.
Responde con elaboración alguna de estas preguntas:
1) ¿Cómo definirías la mente?
2) ¿Cuál es tu valoración de los argumentos dualistas?
3) ¿Cuál es tu valoración de los argumentos materialistas?
4) ¿Crees que tenemos libre albedrío?
miércoles, 29 de septiembre de 2010
La filosofía de la religión
La filosofía de la religión trata varios temas, pero su principal preocupación es respecto a la existencia de Dios. La filosofía medieval fue muy prolífera en atender este problema, y desde entonces, varios filósofos han intentado ofrecer argumentos para afirmar la existencia de Dios.
El argumento ontológico postula que la mera idea de Dios ya implica su existencia. Pues, si definimos a Dios como la entidad más perfecta posible (o, en palabras de san Anselmo, "aquello de lo cual nada más grande puede pensarse"), entonces debe existir, pues si no existiera, ya no sería la entidad más perfecta. En otras palabras, dentro del atributo de perfección está la existencia, y en tanto Dios es la entidad más perfecta, entonces existe.
Este arguemento no ha convencido a muchos filósofos, pero ha resultado enigmático. Tradicionalmente, se le critica que puede ser empleado para defender la existencia de cualquier entidad ficticia (como por ejemplo, una isla perfecta), y también que la existencia no es un predicado.
Otro argumento predilecto a favor de la existencia de Dios es el llamado 'argumento cosmológico': todos los eventos tienen causas, pero tuvo que haber un primer agente que causara el mundo sin ser Él mismo causado. Esa primera causa, o ese agente causal no causado, es Dios. Lo mismo que el anterior, este argumento ha tenido críticas: si todo tiene una causa, ¿cuál es la causa de Dios? La cuestión fundamental en torno a este argumento es si es o no posible extender una cadena causal al infinito.
Un tercer argumento muy invocado es el llamado 'argumento teleológico': al contemplar el mundo, observamos que tiene un orden, un diseño. Y, se esgrime, ese diseño es evidencia de que existe un diseñador cósmico, a saber, Dios. No obstante, a este argumento se le ha criticado que, mediante la teoría de la evolución, puede explicarse la apariencia de diseño en el universo, sin necesidad de invocar a Dios.
Por último, un cuarto argumento apela a la moral: en tanto existen valores morales absolutos, éstos deben venir de Dios. No obstante, algunos filósofos, inspirados en teorías biológicas, han buscado el origen de la moralidad absoluta, sin necesidad de apelar a Dios.
Como contraparte de los argumentos a favor de la existencia de Dios, algunos filósofos han formulado argumentos en contra de la existencia de Dios. El más común de estos argumentos se basa en el llamado 'problema del sufrimiento': si Dios es bueno y omnipotente, ¿por qué permite el sufrimiento? Como respuesta, algunos filósofos han sugerido que Dios permite el sufrimiento para conservar nuestra libertad, para hacernos crecer espiritualmente, porque merecemos un castigo, o sencillamente, es un misterio al cual no tenemos acceso.
En contra de la existencia de Dios, también se ha postulado que la existencia de Dios es imposible, dado que algunos de sus atributos no son lógicamente compatibles, tales como la omnisciencia vs. la omnipotencia; la justicia vs. la misericordia; la trascendencia vs. la omnipresencia, etc.
Responde con elaboración alguna de estas preguntas:
1) ¿Cuál te parece el mejor argumento a favor de la existencia de Dios?
2) ¿Cuál te parece el peor argumento a favor de la existencia de Dios?
3) ¿Crees que el 'problema del sufrimiento' tiene solución?
4) ¿Crees que la omnisciencia divina imposibilita nuestro libre albedrío?
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martes, 28 de septiembre de 2010
La ética
La palabra ‘ética’ viene del vocablo griego ‘ethos’, que traidicionalmente es traducido por ‘costumbre’. Pero, la etimología puede no ser muy esclarecedora, pues se ha convenido que la ética no trata propiamente sobre las costumbres, sino sobre lo bueno. A diferencia de casi todas las ramas de la filosofía, la ética es una disciplina normativa en tanto pretende regular cómo debe ser nuestra conducta; en otras palabras, no describe el mundo, sino que lo prescribe. No nos dice cómo es el mundo, sino cómo debería ser.
Un tema fundamental en la ética, el cual los filósofos suelen dejar de lado, es el de la justificación. ¿Por qué debemos ser morales? La mayor parte de los tratados éticos se concentran en la definición de lo bueno y sus aplicaciones, pero prestan poca atención a la justificación de lo bueno; es decir, a encontrar los motivos racionales para ser morales. Platón se planteaba esta pregunta en La República, y hacía a su personaje Glaucón dudar de que, más allá de la vigilancia y el castigo, haya una satisfactoria justificación racional de la moral. Otros filósofos (incluido el mismo Platón) han estado en desacuerdo, y han intentado ofrecer respuestas a la pregunta ‘¿por qué debo ser moral?’.
El tema central en la discusión ética, no obstante, es la definición de lo bueno, y en torno a ello se han presentado tres grandes modelos. Para los deontologistas, lo bueno radica en el deber. Kant, por ejemplo, estima que tenemos la obligación de realizar algunas acciones, independientemente de las consecuencias o los sentimientos que se deriven de ellas. A juicio de Kant, debemos guiarnos por un imperativo categórico que estipula que debemos cumplir con el deber (básicamente el deber de tratar a los demás como fines, y nunca como medios), independientemente del contexto.
Otros filósofos, los utilitaristas, han optado más bien por definir lo bueno en función de sus consecuencias; de manera tal que no hay actos intrínsecamente buenos, todo dependerá de los resultados que se deriven de esos actos. Para estos filósofos, lo bueno no está dado por el deber en sí mismo, sino por las acciones que maximicen el placer y minimicen el dolor al mayor número de personas. Aún otros filósofos estiman que lo bueno es definible, no en función del deber o de las consecuencias, sino del carácter virtuoso que desarrolla la persona al realizar los actos.
Mucho se ha discutido también hasta qué punto la ética es un derivado de la psicología, y en qué medida lo bueno puede ser definido a partir de los hechos del mundo. Algunos filósofos, los naturalistas, opinan que lo bueno puede ser definido a partir de ciertas experiencias como el placer o la felicidad. No obstante, la mayoría de los filósofos opina que lo bueno no puede ser definido a partir de los hechos del mundo, pues no es lo mismo describir una situación que prescribirla.
Más aún, algunos filósofos opinan que los juicios de la ética no son pronunciamientos sobre el mundo (es decir, proposiciones susceptibles de tener un valor de verdad), sino más bien expresiones de emociones (así, por ejemplo, el pronunciamiento “robar es malo” en realidad no es más que una expresión emocional de la persona en contra del acto de robar).
En fechas más recientes, algunos filósofos han abrazado la antigua idea atribuible a Protágoras y los sofistas, según la cual la distinción entre lo bueno y lo malo es arbitraria, a saber, sencillamente relativa a un determinado contexto. Estos filósofos han venido a ser llamados ‘relativistas’.
Responde con elaboración a alguna de estas preguntas:
1) Si al comprar algo, un comerciante desconocido al cual seguramente jamás volverás a ver, se equivoca a tu favor y te devuelve más dinero del que te corresponde, ¿se lo devolverías? ¿Cuál sería tu justificación?
2) ¿Tenemos autoridad moral para censurar el sacrificio humano entre los aztecas?
3) Si sabes dónde está tu hermano, y un asesino te pregunta por su paradero, ¿mentirías? En función de tu respuesta, ¿te adscribirías a la ética deontológica o consecuencialista?
4) ¿Crees que hay una distinción entre “ser” y “deber ser”?
5) ¿Cuál es tu postura frente a alguno de estos temas?: a) El aborto; b) La eutanasia; c) La clonación; d) La ingeniería genética
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miércoles, 22 de septiembre de 2010
2. Filosofía de la ciencia
La filosofía de la ciencia es, grosso modo, una rama de la epistemología. Allí donde a la epistemología le concierne el estudio del conocimiento, a la filosofía de la ciencia le concierne la menar en que operan los científicos que observan y tratan de explicar el mundo.
Hasta el siglo XVII, la filosofía y la ciencia no eran disciplinas claramente distinguibles. Pero, a medida que surgió el método científico, ha venido a convenirse que ‘ciencia’ es una empresa que, a diferencia de la filosofía, exige la observación de los hechos del mundo. Por supuesto, especialmente a partir del siglo XX, ha habido filósofos que han intentado acercar lo más posible la filosofía a la ciencia (los positivistas), pero hasta ahora, ciencia y filosofía permanecen dos campos distintos, a pesar de que la frontera entre la una y la otra no está claramente delimitada.
La principal preocupación en la filosofía de la ciencia es el llamado ‘problema de demarcación’: ¿bajo qué criterio podemos distinguir a una disciplina científica (como, por ejemplo, la astronomía), de una disciplina no científica (como, por ejemplo, la metafísica), o incluso, pseudocientífica (como la astrología). En torno a esta pregunta, han surgido varias respuestas, cada una de las cuales se ha venido a convertir en corrientes de la filosofía.
A inicios del siglo XX, la respuesta más común frente al ‘problema de demarcación’ fue el positivismo lógico: la verificación es el criterio mediante el cual una disciplina puede considerarse científica. A juicio de los positivistas lógicos, sólo hay dos tipos de proposiciones conceptualmente válidas: aquellas que pueden ser verificadas por algún dato sensorial (por ejemplo, “hay 46 cromosomas en la célula humana”; y aquellas que son verdaderas o falsas en virtud del mismo significado de la proposición (por ejemplo, “todos los triángulos tienen tres lados”). Aquellas disciplinas que empleen proposiciones no verificables, o que no sean verdaderas o falsas en virtud de su propio significado, no pueden ser consideradas científicas.
Karl Popper, no obstante, apreció una dificultad con este criterio: es imposible verificar las proposiciones universales. Nunca podrá verificarse, por ejemplo, la proposición “todos los cisnes son blancos”, pues no podemos plantearnos verificar esta proposición examinando todos los cisnes del mundo. Por ello, Popper estimó más conveniente usar un criterio, no de verificación, sino de falsabilidad: una disciplina es científica cuando tiene la capacidad de falsear (es decir, encontrar al menos un contraejemplo a sus proposiciones) sus hipótesis. Esto lo condujo a colocar en tela de juicio el estatuto científico de teorías como el marxismo y el psicoanálisis.
Más recientemente, varios filósofos han estimado que sencillamente, no hay criterio de demarcación posible. Thomas Kuhn, por ejemplo, ha sostenido que la ciencia opera en función de paradigmas que se cambian, no por vía de un acercamiento a la verdad, sino por modas o circunstancias sociales. Y, estima Kuhn, las teorías son incomensurables entre sí, de manera que no es posible considerar a una más científica que otra. Más radical es el filósofo Paul Feyerabend, para quien, sencillamente no hay método científico, y en el conocimiento, “todo vale”. Naturalmente, a este tipo de postura se le ha acusado de ser ‘relativista’.
Para la participación, responde con elaboración alguna de estas preguntas:
1. ¿Cuál crees que es el mejor criterio de demarcación entre ciencia y pseudociencia?
2. ¿Estarías de acuerdo con la crítica que Popper hace al marxismo y al psicoanálisis?
3. ¿Cuáles son algunas de las pseudociencias más comunes que has encontrado, y por qué las considerarías pseudociencia?
4. ¿Qué críticas harías al criterio de demarcación del positivismo lógico?
5. ¿Por qué algunos filósofos acusan a Feyerabend de ser un ‘relativista’? ¿Es justa esa acusación?
martes, 21 de septiembre de 2010
1. La epistemología
‘Epistemología’ es, grosso modo, sinónimo de ‘gnoseología’, a saber, el estudio o la teoría del conocimiento. Es una de las ramas más importantes de la filosofía, y virtualmente todas las áreas de la filosofía colindan con ella. Sea cual sea el tema de tu tesis, no debes descuidar esta área de estudio.
Podemos delinear cuatro grandes preguntas en la epistemología.
I. ¿Qué es el conocimiento? Hay dos tipos de conocimiento: a) conocimiento proposicional; b) conocimiento procesal. El conocimiento proposicional es aquel que podemos manifestar en proposiciones (por ejemplo, “el cielo es azul”); el conocimiento procesal es aquel que se manifiesta en aspectos prácticos (como por ejemplo, saber patear una pelota). A la epistemología le interesa fundamentalmente el conocimiento proposicional. Tradicionalmente, los filósofos entienden ‘conocimiento’ como “creencia verdadera justificada”. No podemos sostener que conocemos un hecho, si no sostenemos ese conocimiento como creencia propia. Tampoco podemos sostener que conocemos algo que no es verdadero. Es erróneo, por ejemplo, hablar de “conocimientos ancestrales” sobre la planicie de la Tierra, pues es sencillamente falso que la Tierra sea plana. En otras palabras, para que una creencia cuente como conocimiento, ésta debe ser verdadera. A muchas personas, no obstante, les gusta preguntar “¿qué es la verdad?”, y se han ofrecido algunas respuestas: a) con base en la correspondencia; b) con base en la coherencia; c) con base en el consenso; d) con base en el valor pragmático. Independientemente de cómo definamos la verdad, los filósofos convienen en que una mera creencia verdadera no es suficiente para ser considerada ‘conocimiento’; esa creencia verdadera también necesita ser justificada, pues podemos tener una creencia verdadera adquirida por vía del azar. Es decir, para que una persona pueda legítimamente alegar ‘conocer’ algo, debe explicar satisfactoriamente por qué cree eso.
II. ¿Cuál es la fundación del conocimiento? Si el conocimiento es “creencia verdadera justificada”, entonces a la epistemología le interesa saber de qué manera puede justificarse una creencia. Algunos filósofos creen que algunas creencias no necesitan justificación porque resultan axiomáticas, otros creen que la justificación está en la coherencia interna que conforma al sistema de creencias;
III. ¿Cuál es la mejor manera de obtener conocimiento? Ha sido muy común dividir a la epistemología en dos grandes bloques de pensadores. Por una parte, los racionalistas opinan que el conocimiento a-priori (antes de la experiencia, con base en la pura razón abstracta) constituye la base del conocimiento; por otra parte, los empiristas opinan que el conocimiento a-posteriori (después de la experiencia) es la base del conocimiento. A decir verdad, la mayoría de los epistemólogos buscan un camino intermedio entre ambas posturas.
IV. ¿Cuánto podemos conocer? Entre filósofos modernos y contemporáneos, hay una tentación a formular hipótesis escépticas (el genio maligno, el cerebro en la cubeta, el mundo creado ayer), las cuales, en apariencia, son imposibles de refutar. A la epistemología le interesa particularmente cómo puede garantizarse un mínimo de certeza en el conocimiento, pero al mismo tiempo, recomienda prudencia respecto a la confianza que tenemos en el conocimiento.
Para la participación, responde con elaboración a alguna de estas preguntas:
1) ¿Cómo tratarías de refutar a quien sostiene que el mundo es una ilusión propiciada por el genio maligno, o el cerebro en la cubeta?
2) ¿Te inclinas más hacia el racionalismo o el empirismo en tu concepción respecto a los medios del conocimiento?
3) ¿Qué críticas harías al concepto de ‘conocimiento’ como “creencia verdadera justificada”?
4) ¿Crees posible basar el conocimiento en axiomas indemostrables?
5) ¿Cuál te parece el mejor criterio de verdad?
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